En algunos casos, con hasta seis materias previas, los chicos pasan de año; en otras provincias, como en Santa Cruz, directamente pasan de año, sin importar que no hayan aprobado ninguna materia. ¿Es esta la enseñanza que el sistema educativo quiere darles a los chicos? ¿Una educación en la que el esfuerzo y las ganas de superación no entran en la ecuación?
La gran mentira del éxito fácil
¿Quién de nosotros no tuvo que esforzarse para avanzar? La receta del éxito fácil es pan para hoy, hambre para mañana. ¿Qué le espera a un chico que no haya aprendido a esforzarse para lograr lo que quiere? ¿Qué le espera a un joven que no puede continuar sus estudios superiores, simplemente porque no adquirió una base sólida desde donde avanzar?
El éxito requiere esfuerzo y trabajo, enfrentar las dificultades y los obstáculos. La receta del éxito garantizado, la de ir a la escuela y pasar de año sin esforzarse, más que proteccionista es dejar solo al alumno.
Cuando un alumno avanza sin haber aprobado las materias, no sólo se lo está engañando acerca de su formación y se lo está alejando de su mejor futuro, sino que lo alentamos a bajar los brazos y a no esforzarse.
Educación: El rol de las familias en relación al éxito académico de los chicos
Cuando un estudiante no logra avanzar en sus trayectorias académicas, más que un atajo, necesita del acompañamiento del sistema. Necesita un plan personalizado, estímulo y acompañamiento. Y no nos olvidemos del docente: ¿qué docente puede sostener su entusiasmo cuando delante de sus ojos ve que su trabajo no cuenta?
Alumnos y docentes desmotivados: la mejor combinación para un fracaso contundente de la educación.
La escuela debe ser garante de la transmisión de valores, pero pareciera que el valor del esfuerzo viene devaluado. De aquella educación bancaria, en la que había que sentarse derecho y estar callado, y se creía que “la letra con sangre entra”; a este nuevo paradigma del “pasamos todos”, hay muchos grises que merecen ser contemplados.
Escuelas en la provincia de Buenos Aires: presencialidad y desafíos
No se trata de tener más exámenes y menos oportunidades; se trata de tener una ilusión, un ideal, una meta, sin la cual es muy difícil para un joven motivarse.
“De chico coleccionaba estampillas.
¡Un día, mi papá me dio una bolsa llena de estampillas!
Nunca más coleccioné.”
Y claro, sin las ganas y la oportunidad de lograrlo, ¿para qué esforzarse? Darles a los chicos todo en bandeja es aniquilar su motivación.
Debemos enseñarles a nuestros jóvenes a disfrutar de los desafíos y a sentirse cómodos con el esfuerzo. Pero el esfuerzo debe ser compartido. Desde el gobierno, con políticas socioeducativas sólidas, hasta docentes comprometidos con sus alumnos. Una escuela que acompañe a docentes y alumnos por igual, y una familia presente.
Acá transpiramos todos, no algunos.
Cada alumno es único. Debemos comprender que treinta chicos que aprenden de manera diferente, a ritmos diferentes y en tiempos diferentes, no pueden seguir recibiendo una educación tipo “talle único”. Es momento de retomar los valores del esfuerzo y la perseverancia, de ofrecer una educación acorde a los tiempos que estamos viviendo y garantizarles a los chicos que, aun en momentos tan caóticos y versátiles como estos, van a contar con las herramientas necesarias para avanzar en la vida. El resto, es puro cuento.
* Laura Lewin. Autora, capacitadora y especialista en educación. Oradora TEDx. Es autora de Nueva Educación, de editorial Santillana, entre otros.