Mi jazmín ya tiene unos pimpollos. Me pareció raro. ¿En julio?. Tengo un par de gajos de la monedita para plantar. Los corté ayer en la calle, de una planta enorme que creció en la vereda al lado de un árbol.
Mi abuela decía “hay que tener siempre una planta de la monedita, así no te falta la plata”, mientras hacía piruetas mágicas para que le alcance la pensión e intercambiaba bulbos y esquejes con las vecinas del barrio de casas bajas y fondos grandes, mitad quinta, mitad jardín.
¿Vieron las fotos del incendio de las islas del Delta del Paraná? Esas tomas desde Rosario con edificios que se recortan sobre un horizonte espeso de fuego. Sin filtros, sin efectos. Parece la foto de una película apocalíptica de Hollywood. Pero no, es la foto del modelo vigente de agronegocios. Son los humedales incendiados: más de 700 especies de plantas vasculares, y una diversidad de fauna: 260 tipos de aves, 300 peces, 50 tipos de mamíferos -¿cuántos habrán muerto calcinados?-.Hay una investigación judicial en curso. Y la ley de humedales es deuda pendiente.
La agenda del feminismo en todo el mundo incluye temas del medio ambiente. Hay una confluencia entre ecologismo y feminismo: son movimientos horizontales y colectivos. El impacto de los desastres ambientales sobre las mujeres rurales en el mundo es brutal.
Discutir feminismo y ambientalismo es discutir qué país queremos: desarrollo extractivista, deforestación, monocultivo, megaminería. Y reclamar un debate sobre el tipo de acuerdo de la Cancillería con China para abastecer a ese país con cerdos. Y recordar, una vez más, que el origen de la actual pandemia está relacionada con cuestiones socioambientales y productivas.
La política tradicional no pone el tema en agenda, no es casual, sería discutir todo un modelo.
Además, para muchos, las cuestiones ecológicas son vistas como una moda de chetos ricos, de hippies trasnochados o de feministas que no se contentan con el aborto.
Alerta porque es el gran tema. Que sea debate. Y planto mis moneditas.
*Periodista y escritora UNLP.
