En el siglo XXI, cuando hemos logrado tantos avances en el reconocimiento de las capacidades de las mujeres en lo político, social, cultural, intelectual, científico y deportivo, en todos los campos en que nos desarrollamos los seres humanos, quedan aún resabios de misoginia como los que vimos y experimentamos esta semana.
La existencia de periodistas en los medios, que aún insisten en usar su misoginia y que cuando se les dice no lo aceptan, es algo que no podemos dejar de denunciar ni dejar pasar. Porque todavía estas violencias a veces, para algunos, son difíciles de reconocer por el peso de viejos valores que no terminan de morir o desaparecer. Debemos contribuir a su desaparición.
La referencia de Lanata a la Dra. Carla Vizzotti en su programa es algo que nos sorprendió. Como dijo el Defensor de Lectores de PERFIL: “Mostró su rostro opositor para reírse con tono misógino de Carla Vizzotti, una de las responsables de la política sanitaria de este gobierno, callando por acción u omisión que se trata de una lúcida experta en medicina preventiva”.
La mención de la capacidad de la Dra. Vizzotti en muchas notas de PERFIL desde la cuarentena, la ha reconocido ampliamente como una experta y seria profesional. Ella fue a quien usó este periodista para hacer un chiste opositor del que hoy muy pocos se ríen, excepto su supuesto público. Lo que no se da cuenta es que ahora esto no causa risa, sino rechazo. Y seguramente perdió más público en esos minutos, que el que ganó en su larga trayectoria.
La mayoría de los argentinos reconoce y valora la calidad profesional de la Dra. Vizzotti. Quienes no la conocían en estos tiempos difíciles pudieron valorarla por su trabajo ante esta pandemia, ella no necesita ser defendida. Quien creyó hacer una crítica basada en una valoración del aspecto físico es el que debe ser desenmascarado. La nota de opinión de Cintia Rodil el sábado, “Violencia que se disfraza de pavada”, es clara y precisa, recomiendo leerla.
Pero lamento que haya tantos ejemplos de este tipo. Que a las mujeres durante toda nuestra vida se nos mire y solo se refieran a nuestro aspecto corporal, es algo que sigue ocurriendo. Insisten en considerarnos “objetos”, algo inaceptable. Por ello es saludable que ahora ante el menor signo, las voces críticas se levanten y denuncien. Eso es lo que debemos hacer, para ser coherentes y rechazar este enfoque.
Ante ejemplos como la resonancia ante la foto de la reina Máxima de Holanda y su hija mayor, en la que se alude metafóricamente al aspecto físico de la princesa, es bueno que se hayan levantado voces críticas, para que se entienda que ésta no es la forma de defender el derecho de una adolescente a mostrar su cuerpo aunque no sea el “modelo” promovido. En realidad, lo que hacen es proyectar su sesgo interpretando la foto según su óptica personal, no la de la princesa.
En paralelo a esto, se celebraron los diez años de la aprobación de la Ley de matrimonio igualitario en el país. La nota de Clara Fernández Escudero el domingo en 50/50 con las declaraciones de Alba Rueda, Subsecretaria de Políticas de Diversidad, del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, evidencian cómo esa ley tuvo gran importancia para avanzar en otros logros.
La Ley de identidad de género es la más importante, pero hay muchos otros cambios que ocurrieron y que son reconocimiento de los derechos que surgieron a partir de esa ley. Como plantea Rueda, lo más importante es el cambio cultural que lleva tiempo. Por eso que decíamos antes en esta columna: están conviviendo lo nuevo con lo viejo que no termina de irse.
Pero también hay resabios de una mirada acorde con lo viejo que persiste, ante una nota respecto al matrimonio entre dos mujeres adultas. El anuncio de un matrimonio entre dos mujeres no debería motivar una nota, a diez años de haberse sancionado la ley. Solo se explica porque una de las involucradas es la madre de los hijos de Máximo Kirchner. Esto evidencia que aún no se ve a estos matrimonios como algo natural y normal, ése es el cambio cultural que señalaba la Subsecretaria Rueda que debe ocurrir ¡Tenemos que bregar para que pronto no veamos esto como una rareza! ¡Ojalá pronto sea normal y nadie se ocupe de comentar esto!