Hay muchas cosas que vamos perdiendo como sociedad: historias, retratos, modas, palabras, costumbres entre muchas otras.
Pero, como especie, como seres humanos, como animales mamíferos ¿qué hemos perdido? Bueno. Además de memoria, que ha sido bastante, hemos perdido años buscando cosas irrelevantes o estudiando carreras anacrónicas, que ya no son fundamentales o que han quedado vetustas con los cambios mundiales.
Perdimos memoria porque tropezamos una y otra vez con las mismas piedras, los mismos problemas nos ensordecen todo el día y no nos detenemos a silenciar un poco, unos segundos nuestra enloquecedora mente, para tratar de ver lo coherente o incongruente de cada situación. Permitimos que una taza rota o una planta con peste, o un automóvil que se cruza a destiempo nos desubique en el tiempo y en el espacio, bajando nuestras defensas.
La vida ha cambiado y si no nos adaptamos a los cambios nos queda desaparecer como especie
Dejamos varios años de estudio y esfuerzo en seguir carreras y trabajos que ya hoy no significan nada. Pues, con el cambio de normalidad por la pandemia, hoy trabaja más un técnico en porteros eléctricos o en informática que un odontólogo. La vida ha cambiado y si no nos adaptamos a los cambios nos queda desaparecer como especie. Una especie que no se adapta a los cambios tiende a desaparecer. Pero eso no es todo.
Lo más grave es que hemos perdido el instinto. El instinto está desapareciendo por tanto ruido e inflación mental vana, inútil, que no nos sirve para nada… excepto para contribuir al caos humano.
Nos guiamos por noticias, pero estas son completamente contradictorias. La información ha sido parte de nuestra historia. “Inteligente es quien solo cree la mitad de lo que oye, brillante es aquel que sabe qué mitad creer” esta frase define una población cansada de absurdos, aunque optimista aún, pues creen la mitad de lo que oyen, a pesar de las diferentes opiniones de los mismos especialistas convocados en diferentes días.
Gobernantes que no creen en las instituciones a las cuales representan y desafían su propio poder al instaurar o suprimir decretos y leyes para beneficio propio.
Gobernantes que no creen en las instituciones a las cuales representan y desafían su propio poder al instaurar o suprimir decretos y leyes para beneficio propio
Hemos perdido el instinto de conservación. Una señora celíaca, se pasó buscando por todos los supermercados una lata de duraznos que dijera “Sin TACC”. Ante la noticia de que tienes una enfermedad, lo digo como celíaca, debes investigar que es, que la produce y sobre todo que es el TACC. Es imposible que una lata de duraznos con los ingredientes de duraznos, agua y azúcar tuviera TACC. Evidentemente esa señora no sabe lo que es TACC (trigo, avena, cebada y centeno) ni se interesó en investigar o preguntar. Perdió tiempo y perdió el instinto de conservación que debemos de tener como especie, buscando esa lata que dijera sin TACC. Parecería un mal chiste, pero esto es muy cierto. Pueden encontrarse estas notas en todo internet. Gente desesperada buscando latas de duraznos sin TACC, pero no saben que es el TACC, ni cuáles son los ingredientes de una lata de duraznos. Los duraznos en almíbar son solamente el ejemplo más light de la falta de instinto de conservación.
Dejamos atrás a los más pesados de la lista, las bebidas alcohólicas, las drogas, los azúcares que ocupan parte importante de los seres humanos en busca de una falsa felicidad, descuidando la vida.
Jugar a la ruleta rusa con la vida es haber perdido el instinto
Lo peor es que además de tiempo, de importante información, de memoria y de inteligencia, hemos perdido el instinto de supervivencia. Lo hemos perdido en esta carrera loca de vivir en sociedades sin descansos para nuestros circuitos cerebrales. Las fiestas sin control, los contagios, las enfermedades que podemos causar a nuestros seres queridos, más allá de si el Covid19 es o no es lo que se cree o lo que dicen, jugar a la ruleta rusa con la vida es haber perdido el instinto.
Tirando piedras al río solamente veremos círculos y círculos. Necesitamos calmar el agua para poder ver más allá de lo plano.
*Escritora uruguaya.