OPINIóN
Reflexiones tras la muerte de Maradona

Diego, el antigrieta: su muerte demuestra que somos capaces de sentir juntos

Hoy vemos conmovidos, y terminamos de comprender, un fenómeno "extraordinario", totalmente fuera de lo posible de imaginar: un duelo diferente, de carácter profundamente comunitario, más que social, que siente una nación desde el tuétano, y que acompaña el resto del mundo.

Diego Maradona
Diego Maradona | Reuters

El 25 de noviembre de 2020 es y se convertirá en un día especial para los argentinos. El día de la partida de Diego Armando Maradona es el día que, finalmente, todos los que amamos la celeste y blanca somos capaces de sentir juntos después de mucho tiempo. Mucho tiempo en el que -estúpidamente- nos permitimos sentir divididos, actuar divididos, olvidar que tenemos un destino común.

Un hombre, un deportista, un símbolo, definitivamente, un ídolo popular de una magnitud tal que supera lo nacional, con dimensiones internacionales que alcanzan a cada rincón del mundo, pero que fue y será siempre argentino. Siempre “nuestro”.

Maradona en la mano de Dios

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Fue tan hermoso verlo. Es tan hermoso admirarlo. Es tan inevitable quererlo. Se permitió todo, alcanzó todo, luchó contra tanto... A Diego le tocó la terrible tarea de ser un ídolo, en tiempos en los que la comunicación comenzaba a poner las cosas frente a los ojos de todos los hombres del mundo. No al modo de hoy cuando nos domina la inmediatez. Pero él también llegó a reinar en ese ámbito de las redes, después de décadas de haber dejado sus maravillas en los campos de juego por los que pasó. Se incorporó a la historia del deporte obviamente y de los personajes memorables del mundo entero, donde reinó hasta el final.

Hoy vemos conmovidos, y terminamos de comprender, un fenómeno “extraordinario”, totalmente fuera de lo posible de imaginar, distinto, extendido de norte a sur y de este a oeste de la patria: un duelo diferente, de carácter profundamente comunitario, más que social, que siente una nación desde el tuétano, y que acompaña el resto del mundo.

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Esa dimensión enorme de carácter universal que alcanzó a partir de su talento para el deporte más popular en la mayor parte del mundo, y con el que cosechó una fama inconmensurable, lo hizo mostrar un carisma tan peculiar, que llevaba a prestarle atención cuando se acordaba con él y cuando nos enojaban sus opiniones o sus conductas. Un carisma es una condición extraordinaria, que tienen pocos y que él poseía.

Los detalles de su origen, el conurbano pobre de Buenos Aires, como su condición de líder, hacían imposible que alguien de sus características no adhiriera a movimientos políticos populares. Es probable que eso pueda explicar algunas de sus opiniones que generaban sentimientos encontrados en muchas personas, que finalmente todos terminaban olvidando o perdonando, porque “el Diego es así”. También sufriendo -y luego aceptando- los errores personales que dañaban a sus seres queridos y generaban distancias incomprensibles. Nada importaba finalmente cuando hacía jueguito con la pelota o mostraban el mejor gol de la historia de los mundiales, repetidas millones de veces.

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¿Cómo será vivir sintiéndose tan amado, tan admirado, tan “mirado”? Seguramente muy difícil. ¿Cómo será dejar de pisar las canchas y sentir que te falta la ovación? Seguramente muy doloroso. ¿Cómo será sentir que no podés amar como todos o que no lográs vivir con todos los que amás? Y más... ¿Cómo será que siempre haya alguien que te diga que sí o sentir que no estás seguro de los que te rodean?

Es muy lindo ver tus imágenes de los momentos de gloria y muy triste ver tus imágenes del final. Créenos, con vos no tenemos grieta, todos lamentamos que te vayas. Que tu recuerdo nos ayude a alcanzar el sentido de unidad que hemos perdido en algún recodo de la historia reciente. Viviremos cosas sorprendentes en tu despedida, pero lo cierto es que te quedarás para siempre en el recuerdo del pueblo argentino. Sos nuestro patrimonio. Ya es inevitable.

Dios te guarde Diegol. Dios te guarde 10.

 

* Olga Caballero, doctora en Sociología y profesora de la Universidad de Belgrano.