OPINIóN
Economía

Las indefiniciones de Guzmán cambian el humor del mercado

La incertidumbre respecto a cómo se viene llevando la negociación, qué instrumentos se van a reestructurar y otras dudas aún no se despejan.

Martín Guzmán
Martín Guzmán | AFP

La conferencia de prensa de Martín Guzmán del 21 de enero trajo algo novedoso. Hasta el momento el ministro salía a dar una conferencia de prensa y los bonos mejoraban de precio, el riesgo país caía y el dólar (futuros) bajaban. Ayer el ministro habló y sucedió todo lo contrario. ¿Acaso dijo algo que no haya gustado al mercado?

A fin de cuentas, lo único que reiteró el ministro es que no iba a auxiliar a la Provincia de Buenos Aires en un guiño para que Axel Kicillof consiga el 75% necesario para su reperfilamiento y mandó al Congreso un proyecto que delega facultades que el mercado descontaba y que se repiten de la ley de solidaridad votada a fines de diciembre pasado.

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Lo cierto es que a veces el mercado sobrereacciona. Hasta el momento se pensaba que la negociación venía marchando sobre ruedas, los bonos recuperaban valor y se encontraban en un nivel donde podrían esperar una baja de cupones con un período de gracia corto. Sin embargo, la falta de avances, la incertidumbre respecto a cómo se viene llevando la negociación, qué instrumentos se van a reestructurar y muchas otras dudas aún no se despejan. Los números que rondan son todos de privados, nada ha presentado el Ministerio de Economía que repite como un mantra que va a estar presentando ‘un proyecto dentro de un plan macroeconómico integral que garantice la sostenibilidad de la deuda’.

La cuestión es que el proyecto no aparece y las proyecciones que podemos hacer los analistas para que la deuda sea sostenible es de un fuerte recorte de capital o intereses sobre la deuda. Nada raro, a fin de cuentas Joseph Stiglitz preparó el terreno para una propuesta de Argentina que parece que va a ser más agresiva de lo que se esperaba en un primer momento.

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Lo que no deja de preocupar es el antecedente que está sentando la Provincia de Buenos Aires. Las dificultades para estirar apenas 4 meses el vencimiento de menos de US$ 300 MM hace notar que, en comparación, la tarea de reestructurar la deuda nacional resulta titánica. El plazo autoimpuesto del 31 de marzo para que este tema esté resuelto luce muy estrecho, más aún cuando en la negociación de la deuda nacional el baile es de a tres: hay que sumar al FMI que, si bien aún no se mete en el plan de Argentina, espera un haircut de la deuda en títulos que realmente mejore la sostenibilidad de la deuda a lo largo del tiempo.

Aún queda pendiente qué hacer con los bonos ley local que no tienen Cláusulas de Acción Colectiva, algo que se esperaba que se trate en el Congreso hace tiempo. Hay dudas acerca de por qué no se avanzó con ese proyecto. Tampoco queda claro si serán reestructurados los bonos del canje 2005 y la reapertura 2010, episodios que se mencionan varias veces en el proyecto de ley enviado ayer al Congreso.

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De todas maneras, ya sea que el canje incluya o no a estos bonos (ley local y reestructuración pasada), la clave pasará por la tasa de salida que le asigne el mercado a los títulos argentinos. No la inmediata a la que se valúen los activos por parte de los tenedores, sino la velocidad a la que vaya bajando. Para que esa reducción sea importante, el rumbo de la economía deberá ser el de adoptar una prudencia fiscal conjugada con crecimiento económico, ya que es la única manera de que la deuda se vuelva sostenible. Lograr ambos objetivos al mismo tiempo es el próximo desafío luego de que termine la negociación.