La crisis económica golpeó con fuerza el bolsillo de los empleados en los últimos meses y nada parece generar tanto malestar como esa idea de que “sobra mucho mes a fin de sueldo”. Al mismo tiempo, cualquiera que forme parte de una empresa sabe que el contexto tampoco es favorable para las organizaciones, y que plantear una suba en el salario puede generar cierta tensión. Esta dicotomía pone al empleado frente a una duda: ¿conviene pedir un aumento ahora o esperar a que los indicadores económicos de la empresa sean más favorables? O, para ser más claros: ¿es una locura pedir un aumento en la Argentina de 2019?
Cualquier empleado está en condiciones de demandar un salario mayor si considera que es justo o así lo necesita. Pedir aumento no está vedado ni es irracional: lo que sería ilógico, en todo caso, es pedir una suma desmedida o elegir momento y formas inadecuados para hacerlo. En ese sentido, lo más importante a la hora de hacerlo es, sin dudas, planificarlo previamente.
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Qué tener en cuenta antes de pedir un aumento:
Pedir un aumento es una conversación entre dos personas. Como tal, no da lo mismo si se hace en persona, por mail o por teléfono. Tampoco da igual si hacemos el planteo en una reunión formal, pautada con anticipación, o lo hacemos al pasar en una conversación de ascensor. Entonces, lo primero que uno debe preguntarse es acerca de la cultura de la empresa y del tipo de relación que tenemos con nuestro jefe/a, para elegir una situación acorde al tono de ese vínculo.
Además de pensar en ese marco, tenemos que tener en claro qué queremos comunicar en esa instancia. Esto no es ni más ni menos que contar un cuento. Como empleados, tenemos una historia en la empresa: una trayectoria que nos avala, un presente en el que estamos buscando resultados, y un futuro en el que nos proyectamos. Esas tres dimensiones son de mucho valor para un empleador, porque dan cuenta del nivel de compromiso que tuvimos y tenemos con la organización a la que pertenecemos.
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También es importante que pensemos un plan A y un plan B. Por ejemplo, en primer término puedo intentar conseguir un aumento de determinado porcentaje que bien podría ser negado por falta de recursos y esto es completamente válido. Este escenario nos puede llevar a plantear una cifra distinta, o bien, la posibilidad de cambiar las condiciones en las que se trabaja (con mayor flexibilidad horaria o días de home office) y dejar para un momento menos crítico el pedido de aumento salarial.
Otros tips para elaborar tu estrategia:
- Buscá información sobre el mercado laboral en general -y en particular dentro de la misma industria- para tener datos concretos que puedan servirte como argumento.
- Hay firmas que usan las evaluaciones de desempeño para ver si dan aumentos o no. Aprovechá ese momento para pedirlo.
- Dependiendo de la etapa que esté atravesando la empresa, puede ocurrir que el aumento implique una mejora salarial no económica (es decir, que no haya un incremento del sueldo), sino financiera (que la empresa pague un beneficio que antes pagaba el colaborador, por ejemplo). Por ello también conviene pensar qué cosas uno necesita en su día a día y le pueden generar un beneficio financiero. Obviamente estamos hablando de casos donde no hay una necesidad absoluta de que se suba el sueldo, sino que existe cierto margen de negociación.
- A la hora de pedir aumento no hay ningún argumento que esté “prohibido”. Lo único que no conviene hacer es mentir, porque tarde o temprano todos terminarán por saber la verdad.
- No está bien visto salir a buscar ofertas de trabajo para provocar una contraoferta del empleador actual. Eso indica que uno necesita valerse de herramientas externas porque no tiene recursos internos suficientes -como tolerancia a la frustración, aptitud para comunicarse de manera efectiva o capacidades de negociación-.
- No te dejes llevar por la personalidad de tu jefe. Contá con que tenés enfrente a una persona que va a escucharte de la mejor manera que pueda, y que lo mejor es que esté de buen humor, con predisposición y que no esté físicamente cansada.
- No existe una pauta concreta con respecto al lenguaje que conviene utilizar. De acuerdo a cómo se maneje uno dentro de la empresa, y a la cultura empresarial, convendrá usar lenguaje coloquial o formal. Pero sí es necesario que seas claro/a con las necesidades que tenés y que pienses un mensaje claro y concreto para que el otro pueda entender tus expectativas con claridad.
- Pensá una estrategia en caso de que rechacen tu pedido. Para lograr que las puertas queden abiertas, hay que plantear preguntas. Si a uno lo rechazan por considerar que no es lo suficientemente apto, se puede preguntar “¿qué debería mejorar para merecer este aumento?”. Y si la respuesta es “por ahora no”, uno puede preguntar “¿cuándo estarías dispuesto a volver a hablar de este tema?, porque para mí es muy importante…”; o bien “¿con quién más lo podría hablar?”.
Es importante plantear a nuestros empleadores todo lo que se nos presente como una necesidad siempre que lo consideremos justo. Por un lado, porque ninguna empresa perderá a un colaborador que le aporta valor solo porque pidió un aumento. Por el otro, porque la coyuntura económica de nuestro país es cambiante y nunca existirá un “momento ideal” para hacer este tipo de pedidos, pero siempre que se haga de forma planeada y con respeto, demostrará que somos empleados con capacidad de negociación y que buscan las condiciones adecuadas para proyectarse a largo plazo dentro de la empresa. Incluso en caso de no obtener una respuesta positiva, el planteo no hará más que poner en valor nuestro rol en la organización.
* CEO de Schmitman HR e influencer en el Top 100 del HR Influencers ranking LatAm 2018.