OPINIóN
Conductas

Respeto, el diamante perdido de nuestra sociedad

Durante muchísimos años hemos escuchado la frase “no le hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti”. Una síntesis folclórica de lo que sería respeto. Con el tiempo y la sumatoria de ideas y experiencia el significado se va redondeando y ampliando.

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Saludo, respeto y acuerdo | Agencia Shutterstock

Durante muchísimos años hemos escuchado la frase “no le hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti”. Una síntesis folclórica de lo que sería respeto. Con el tiempo y la sumatoria de ideas y experiencia el significado de RESPETO se va redondeando y ampliando. Se agregan valores tales como: responsabilidad, urbanidad, convivencia, solidaridad, confianza, y algunos más. Esta inclusión dentro del significado construye un concepto que se hace imprescindible para habitar una sociedad que se desarrolle sin molestar.

Se supone que atributos negativos como prepotencia, codicia, egoísmo, soberbia, impertinencia, que correspondían a épocas más desiguales y violentas se deberían haber comenzado a diluir. Pero, todo lo contrario. Hoy, paradójicamente en pos de la igualdad, han vuelto y potenciados. Se han convertido en antónimos variados del RESPETO.

Ámbitos donde el RESPETO se ha debilitado

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La intención de esta columna no es hacer un análisis sociológico sobre la debilidad, o no, que ha sufrido el RESPETO dentro de la sociedad argentina. Si sabemos que el RESPETO flaquea cuando las comunidades se masifican y se valoriza cuando el individuo se debe mover sólo en un ámbito que no le es cotidiano o en ámbitos donde prevalecen otras culturas. Dicho de otra forma: el mismo individuo es una persona dentro de una “patota” afín y otra completamente diferente cuando está solo en un país extranjero.

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En nuestra vida cotidiana:

Por ejemplo, la quimera que significa atravesar la Ciudad en automóvil es una falta de respeto. Si bien la Constitución Nacional garantiza el libre tránsito, 20 disconformes por algo son capaces de detener miles de trabajadores que desean llegar a sus lugares de empleo. Pero cuando este trabajador arribó a su oficina le ocurrió lo mismo que cuando salió de su casa: alguien decidió dejar la puerta del ascensor abierta. Más allá de estos detalles, el trabajador malhumorado, se enoja cuando no es bien recibido por otra persona, cuando no lo saludan, cuando no le dan las gracias, cuando otro no deja limpio el baño. Cosas mínimas que en la vida cotidiana hacen al RESPETO. Son detalles, muy pequeños, pero que nos ayudarían a vivir mucho mejor.

 

En el uso de la tecnología para comunicarnos:

Los mails: los que están días y días sin ser respondidos, a pesar de que el emisor sabe que lo han leído, son falta de RESPETO. Los mensajeros instantáneos (tipo Whatsapp) que como dicen los jóvenes “me clavo el leído” y no hay respuesta es otra muestra de falta de RESPETO. Los teléfonos, aparato que habitualmente dice – a través de contestadores automáticos – “Gracias por llamarnos, en instantes será atendido” y luego una eterna música que nadie desea escuchar, también manifiesta la falta de RESPETO.

Nótese que son todas reacciones basadas en el anonimato y la displicencia por las necesidades del otro. Falta de empatía y de RESPETO.

¿Será entonces que aquí se agrega otro de los atributos negativos que mencionábamos al principio? La soberbia, el egocentrismo, la prepotencia, hacen que el individuo no declare su vulnerabilidad. Decir: “no lo sé, averiguo”, “discúlpame no tengo respuesta”o simplemente “esto no me sirve o no me interesa” parecen ser manifestaciones no propias para un jerarquizado personaje. Esto es falta de RESPETO, por el tiempo de la otra persona, por las creencias del otro, es desconsideración.

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El stress de mantener una escenografía personal

Y en este último tramo, ¿cuánto nos respetamos nosotros mismos? La vida transitada a través de un camino escenográfico que, vaya a saber por qué, hemos decidido mantener, es absolutamente estresante. Siempre debemos ser el más importante, el más brillante, el que más sabe, rodeado de lo mejor y las mejores marcas. Cuando nuestro interior pide a gritos calma, serenidad y equilibrio.

Esa obligación es falta de RESPETO a nosotros mismos, a nuestro entorno, a nuestra familia.

Es muy probable que el día que aprendamos a respetarnos, cuando escuchemos nuestra verdadera voz interior, el respeto hacia los demás comience a fluir espontáneamente. En ese momento nuestro entorno, nuestra comunidad, se modificará. Y de lo que pensábamos sería un contexto agresivo pasará a ser la sociedad en la cual queremos vivir.

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Y esto no es rendirse

Proceder con RESPETO no es renunciar a nuestras convicciones. Luchar por un futuro mejor, por un país con energía y transparencia, por una sociedad honesta y auténtica, siempre con RESPETO, no significa ser débil.

“No puedo concebir una mayor pérdida que la perdida del respeto a uno mismo”, Mahatma Gandhi.