Es un poco desalentador que se estén discutiendo los beneficios de considerar a internet como servicio público, cuando el mundo avanza a un ritmo escalofriante en materia tecnológica.
Hace años que se habla sobre las brechas digitales, y hoy en día se reconocen como mínimo otras dos más críticas que la primera. La primera y más básica tiene que ver con el acceso a internet y a las tecnologías de la información. La segunda brecha se relaciona a como las personas saben utilizar estas tecnologías, y la tercera brecha se basa en la calidad de uso. La inteligencia artificial viene a incomodar, a crear otra brecha digital, o agrandar las que ya existen.
La brecha digital
La idea de brecha digital aparece en la década de 1990 cuando se reconocen las diferencias existentes en el acceso a internet y a las computadoras por la población en los Estados Unidos. Exactamente, se comienza a hablar de brecha digital después que se aprobara la Ley de Computación de Alto Rendimiento - High Performance Computing-.
La brecha digital fue notoria con el acceso popular a internet, cuando las personas con nivel socioeconómico más alto y en zonas urbanas comenzaron a tener conectividad en sus hogares, escuelas o bibliotecas.
Por esos años se hablaba de dos categorías de ciudadanos, los que tenían (“haves”) y los que no tenían (“have-nots”). Algunos títulos del diario The New York Times decían “Una nación pondera su creciente brecha digital” o “Un nuevo golfo en la educación americana, la fisura digital”.
Líder de Google cree que la IA será un cambio mayor que el fuego
Ante esa realidad las Administración Nacional de Telecomunicaciones e Información durante la presidencia de Bill Clinton publicó un informe (1995) titulado “Cayéndose por entre la red: encuesta sobre los que “no-tienen” en la América rural y urbana”, que llegó a la conclusión de que los pobres, las minorías en los centros urbanos y las áreas rurales no tenían acceso a computadoras o internet.
Con el cambio de milenio cerrar esa brecha digital se volvería una prioridad no solo en Estados Unidos sino en el mundo entero. La democratización y el acceso al conocimiento se instalan en la agenda mundial. La declaración de principios de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, titulada “Construyendo la sociedad de la información: un reto global en el nuevo milenio” (2003), estableció como un objetivo de desarrollo para todas las naciones la creación de un puente para cerrar la brecha digital. Paralelamente a esta declaración los gobiernos de todo el mundo realizaron sus máximos esfuerzos para conectar a las personas a Internet y construir una infraestructura digital eficiente
Inteligencia artificial (IA).
El término inteligencia artificial no es nuevo, aunque el desarrollo está llegando cada vez más a los consumidores finales, principalmente por intermedio de los smartphones. Siri -Apple- o el asistente de Google -Android- son verdaderas herramientas que se deben considerar y entrenar eficientemente.
La inteligencia artificial es un sistema de programación que consigue aprender y así tomar sus propias decisiones, diferenciándose de los sistemas que las toman de acuerdo a lo previamente programado. Se dice que la ecuación de esta tecnología es Big data + Modelos eficientes de datos + Cloud Computing.
A pesar de lo que piensan muchas personas la IA está presente en muchas actividades de nuestras vidas.
Desconectados: la brecha digital que crece en pandemia
La vemos a diario en el uso de aplicativos de rutas o navegación, ya sea Google Maps o Waze. Los buscadores de Google son diferentes para cada persona, y sabemos que cada uno de nosotros le enseña al algoritmo cotidianamente para que los resultados sean cada vez más exactos y afines a nuestras preferencias. En el comercio electrónico sucede lo mismo. Amazon usa IA para ofrecernos los productos más afines a nuestros gustos, necesidades y localización. Existen aplicativos que nos pueden beneficiar mucho en materia de administración de finanzas domésticas, inversiones y mismo en la administración del home banking. Finalmente, Netflix y Youtube usan IA para hacernos mejores y más refinadas recomendaciones, lo mismo ocurre en las redes sociales o aplicativos de música como Spotify.
Pero además, los asistentes personales –Alexa, por ejemplo- son posiblemente la clave de un futuro que ya se puede acariciar.
¿En qué nos beneficia una mejor IA?
La integración de la IA en la vida cotidiana de las personas es una fuerte amenaza que impacta y amplifica la brecha digital.
Tener los software de IA más desarrollados, saber usarlos y entrenarlos correctamente no solo trae como ventaja ahorros de tiempo, obtener mejores y más eficientes resultados en las búsquedas, sino que trae considerables consecuencias en tratamientos de salud, en educación, trabajo y hasta finanzas.
Entonces ya no se trata solo del derecho a tener acceso a internet, que es un derecho humano, sino de tener acceso a la más avanzada tecnología de inteligencia artificial.
Hablar de esto asusta, y mucho. Pero ocultarlo puede generar un daño mayor, y las personas tienen derecho a saberlo.
* Abogado especialista en Derecho Comercial, Derecho informático y TIC.