Después de haber estudiado estrellas binarias eclipsantes, agujeros negros en el centro de galaxias con disco y la formación estelar en galaxias cercanas, la vida inteligente sobre la Tierra me fue llevando a investigar científicamente la posibilidad de la existencia de vida inteligente en el universo. Como ET en la película de Spielberg, también regresé a casa, a Córdoba, y en 2016 con un grupo de colegas de la Universidad Católica y de la Universidad Nacional formamos un grupo de investigación que llamamos Proyecto Other (Otros Mundos, Tierra, Humanidad y Espacio Remoto), un laboratorio de ideas que intenta dar un enfoque multidisciplinar a la búsqueda científica de exoplanetas habitados. Es un modo también de tratar la diversidad más profunda, la otredad cósmica.
Hace unas semanas la revista científica especializada International Journal of Astrobiology publicó un trabajo que realizamos con mis colegas del Conicet, Marcelo Lares y Luciana Gramajo. En este trabajo nos preguntamos por qué todavía no hemos recibido mensajes de civilizaciones en otros mundos de nuestra galaxia. En nuestro estudio concluimos que las probabilidades de recibir un mensaje extraterrestre dependen del número de civilizaciones, de su duración y de la distancia entre las mismas. Nuestro modelo es simple, pero brinda una perspectiva realista sobre qué esperar de un primer contacto con una civilización extraterrestre. Nuestros resultados indican que, aunque las probabilidades de comunicación son escasas, existe la posibilidad de comunicarse con ET. Todo este esfuerzo por estudiar probabilidades de comunicación con civilizaciones extraterrestres favorece una mejor comprensión de quiénes somos, así como el arte, la literatura, la música también revelan nuestra identidad de seres humanos. Tal vez en esto consiste nuestra especificidad de seres humanos que podríamos compartir con seres extraterrestres.
En estos meses en que Estados Unidos vive una de las campañas electorales más decisivas de su historia, señalo que los extraterrestres de Hollywood parecen estar correlacionados con los avatares políticos del gran país del Norte. Pablo Capanna, en Historia de los extraterrestres, indica que los extraterrestres buenos suelen prosperar cuando ganan los demócratas, mientras que los alienígenas depredadores suelen dominar las pantallas cinematográficas en tiempos de la Guerra Fría y de gobiernos republicanos. ¿Cómo serán los extraterrestres de 2021?
La búsqueda de ET es fascinante y ha disparado la imaginación en el ámbito de las ciencias “reales”, la filosofía, la teología y, por supuesto, la ciencia ficción. Ya los antiguos filósofos griegos se ocupaban del tema de la pluralidad de los mundos. No sabemos si alguna vez estableceremos el primer contacto con ET, Mr. Spock o Alien; sin embargo, en el esfuerzo por hacerlo debemos dejar de lado nuestra mentalidad antropocéntrica y antropomórfica. Básicamente, necesitamos desarrollar una actitud de humildad. Qué mejor que las palabras atribuidas a Isaac Newton para describir esta modestia cósmica: “Me veo como un niño jugando a la orilla del mar, y que de vez en cuando disfruta descubriendo una piedrita más pulida o un caracol más hermoso que de costumbre, mientras ante mí se extiende inexplorado el inmenso océano de la verdad”. Como ha señalado Sara Seager, experta mundial en exoplanetas, si y cuando descubramos vida en el universo completaremos la revolución copernicana. Si este es el caso, el descubrimiento debería tener un impacto importante en nuestra percepción del cosmos, de la sociedad y de la religión. En este proceso de aprendizaje de la humanidad valen las palabras de T.S. Eliot: “El viaje, no el destino, importa”.
*Jesuita, doctor en Astronomía, investigador del Conicet-Universidad Católica de Córdoba, ex director del Observatorio Vaticano.