—La agencia Nova dijo que al papa Francisco le gustaría reafirmar la neutralidad de la Santa Sede y el deseo de no estar de un lado o del otro, y que promueve la organización de un encuentro en el Vaticano tuyo con Maduro, que se vieran cara a cara, primero solos y luego con intervención del Vaticano. ¿Qué rol juega la Santa Sede?
—No pude confirmar esa información. La Iglesia tiene un rol muy importante en este momento. En la descomposición del Estado es clave la acción social que se genera a través de Cáritas, por ejemplo, que tiene gran alcance, como pocas otras ONGs o fundaciones en el caso de Venezuela. Venezuela es un país profundamente católico. La mayoría del país tiene esa religión, en mi caso la predico. El Episcopado venezolano es claro en la emergencia, porque la vive día a día. Tiene acceso no solo a la información, sino al dolor. El Vaticano tiene un rol importante en todo este proceso. Puede fungir como garante, no solo de la paz. La paz no sería ausencia de conflicto, es lograr alivianar el sufrimiento. Estabilizar el país, que la gente pueda desarrollarse plenamente y recuperar la prosperidad. Hacemos votos para que la Iglesia ejerza un rol productivo en el conflicto. En el caso de Venezuela, no hay neutralidad de la Iglesia. No existe tal cosa como neutralidad en momentos de violación de derechos humanos. Es tomar parte por el opresor.
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—¿Que Francisco sea argentino aumenta las posibilidades de que el presidente argentino pueda contribuir al plan de salvación nacional?
—El Papa es argentino, latinoamericano y jesuita. Me gradué en una universidad jesuita en 2000. El lenguaje y la cultura nos aproximan al Papa y a la Argentina. Sé que los argentinos están profundamente conmovidos con lo que sucede en Venezuela. Muchos tienen amigos o compañeros de trabajo venezolanos. Saben del sufrimiento. Sé del cariño y el respeto de todos los argentinos y la Argentina en general por la lucha que llevamos. Esperamos que pueda consolidar y desenvolver de alguna manera un rol productivo de cara a enfrentar la dictadura, a defender la democracia y solucionar el conflicto que tiene Venezuela a través del Vaticano y también el gobierno argentino.
Producción: Pablo Helman, y Debora Waizbrot.