Un grupo de efectivos del grupo Halcón y de la Departamental de Homicidios de la Policía de la Provincia de Buenos Aires caminan en medio de la oscuridad en un barrio de José C. Paz. Solo se escuchan los ladridos de los perros. Nada más, el resto es silencio. El objetivo es atrapar a un múltiple homicida que desapareció tras matar a su novia en Burzaco. “Policía, policía”, “Al piso, al piso”, gritan los uniformados tras irrumpir en la casa en donde se escondía el sospechoso que contaba con tres circulares rojas de Interpol en su prontuario.
Maikel Rodrigo Figuereo Pérez (24), de nacionalidad dominicana, era buscado desde el 9 de septiembre cuando mató de un tiro a su novia Noelia Luna Quimey Lambert Tamay (19). El hecho se registró en las inmediaciones de la casa que alquilaba hacía 15 días con Quimey en la localidad bonaerense de Burzaco.
“Primero a la policía le dijo que había sufrido un robo y la habían baleado. La dejó en el hospital y se fugó. Una hora después le mandó un mensaje a mi mamá diciendo que ‘estaba jugando con esa mierda y se disparó’. Así quiso plantear un accidente y culpabilizar a Quimey”, contó a PERFIL Lucía, la hermana de la víctima. Pero la justicia entendió que el arma no lo había disparado Quimey y puso la mira en su novio.
El acusado era casi un desconocido para la familia de la joven. Se habían puesto de novios hacía dos meses y no se presentó con su nombre verdadero sino que usó otra identidad. Dijo llamarse Cesar David Aranguibel Quero, pero le decían Fredy, que nació en Venezuela y les contó que era peluquero. Pero en realidad era de nacionalidad dominicana, fue policía allí y se fugó en 2016 luego de asesinar a un hombre.
La clave para encontrarlo fue el cobro de un giro de dinero que realizó el padre del acusado. Una mujer retiró la plata de una sucursal de Western Union de José C. Paz. Los efectivos de la Policía Bonaerense que estaban vigilando la maniobra siguieron el recorrido de la joven.
Vieron cómo ingresó a una vivienda por un pasillo de la calle Lacroze entre Varsovia y Estocolmo de Jose C. Paz. Allí, los efectivos de guardia observaron a la joven con un hombre “de similares características” al sospechoso, informaron fuentes policiales. Así se solicitó a la fiscal Fabiola Juanatey, que lleva adelante el caso, un allanamiento de urgencia.
Figuereo Pérez fue detenido este viernes, acusado de cometer el crimen de Quimey. Y la joven que retiró el dinero fue apresada por encubrimiento. Los investigadores determinaron que ella también es oriunda de República Dominicana, pero que se identificaba con un nombre falso y un documento colombiano.
En la casa los efectivos secuestraron una pistola marca Sig Saur calibre .45 con numeración suprimida, una caja con 54 balas del mismo calibre y otra caja con 50 cartuchos y tres celulares.
Además, se incautaron varios documentos extranjeros. Una cédula y un registro de conductor con identidad masculina y una cédula de identidad de Colombia y otra de Venezuela con nombre femenino. Uno de esos documentos utilizó la amiga de Figuereo Pérez para retirar el dinero.
“Ahora estamos tranquilos porque este múltiple homicida está preso y no puede matar a nadie más”, respiró aliviada Lucía. “Si seguía libre, podía seguir matando”, sostuvo la joven y sus dichos los basa en las tres circulares rojas que había emitido Interpol para detenerlo.
Figuereo Pérez tenía pedido de captura en República Dominicana, Chile y Argentina. En los tres países cometió un homicidio y huyó. En los tres casos mató con un arma. Dos de las víctimas eran hombres y la otra, fue Quimey.
El acusado fue miembro de fuerzas especiales de la Policía Nacional de República Dominicana, por lo que tenía “amplios conocimientos en armas y procedimientos”. En ese país, mató en 2016 a un hombre de un tiro, y huyó.
Un año después se radicó en Chile, donde cometió un nuevo homicidio y cruzó a Argentina, en 2018, con otra identidad. Luego se cruzó en la vida de Quimey y volvió a mostrar su violencia.
“Pensar que mi hermana estaba en mano de un homicida es muy fuerte. No lo sabíamos, estos antecedentes los conocimos después de la muerte de Quimey. Más allá de que vinos gritos, violencia, y que mi hermana dijo una vez que apareció con un golpe en la cara que era la marca de la almohada, no tuvimos tiempo de salvarla. Estuvieron juntos solo dos meses y hacía 15 días que habían empezado a convivir. Pero se la llevó de Constitución a Burzaco, lejos de nosotros”, se lamentó y repitió, aunque no son responsables de lo sucedido, que “no pudimos salvarla”.
NG CP