El ministro del Interior, Aníbal Fernández, dijo hoy que la Policía Federal trabaja "muy fuerte" en el caso del empresario transportista Franco Andreola, secuestrado hace ocho días en el barrio porteño de Barracas.
"En eso está participando Antisecuestros de la Policía Federal desde el primer momento, estamos trabajando muy fuerte en el tema", dijo el ministro en diálogo con radio Continental, quien añadió que prefiere no hablar del hecho hasta tanto no se resuelva.
El empresario cumple hoy su octavo día de cautiverio, en tanto la causa judicial iniciada para investigar su secuestro quedó ayer en manos del juez federal Ariel Lijo, quien la delegó en el fiscal Federico Delgado.
A poco de hacerse cargo del expediente, Delgado recibió a los familiares de Andreola para tratar de buscar alguna pista que permita determinar las causas del secuestro y a policías de la División Antisecuestos de la Policía Federal.
Sin embargo, no se ordenó ninguna medida nueva porque "no hay ninguna línea de investigación certera que pueda seguirse hasta el momento", aseguraron los voceros, y agregaron que, desde el sábado último, no se recibió ningún llamado de los captores ni pruebas de vida.
Parecía un robo. El secuestro ocurrió el miércoles último cerca de las 23:45, cuando un grupo de empresarios del transporte de larga distancia se encontraba cenando tras una reunión en un quincho de la firma El Rápido San José, que pertenece a la compañía Flechabus, en la calle Río Cuarto 1963 del barrio porteño de Barracas.
En medio de la cena, al menos siete delincuentes ingresaron al lugar, que está en un galpón de la firma, y con armas amenazaron a todos los presentes, a quienes les sustrajeron dinero y teléfonos celulares.
Fuente: Télam
Ninguno de los comensales opuso resistencia, de manera que la banda estuvo sólo 15 minutos en el lugar y hasta entonces todos creían que se trataba de un simple robo.
Pero los miembros de la banda preguntaron quién era el dueño de un automóvil Mini Cooper estacionado en la puerta del galpón.
Andreola, que vende en la Argentina las carrocerías Busscar, de origen brasileño, dijo que era de él y mostró la llave, pero los delincuentes no fueron al auto, sino que tomaron al hombre por la fuerza y se lo llevaron en uno de los vehículos en los que habían llegado.
Los dueños de Flechabus, los hermanos Raúl y Guillermo Derudder, y los otros empresarios presentes denunciaron el hecho de inmediato en la comisaría 30, con jurisdicción en la zona, pero la Policía no pudo alcanzar a los delincuentes.
Una de las hipótesis de los investigadores es que los secuestradores se equivocaron de persona, ya que uno de los hermanos Derudder había vendido dos días antes un Mini Cooper igual al que tiene Andreola.
Tras el secuestro, la familia recibió sólo dos llamadas: en una les pidieron un rescate de 500 mil dólares y en otra anunciaron que habían dejado una prueba de vida -una supuesta carta manuscrita- en un "puesto" de la zona sur del conurbano, pero la familia no encontró nada.
Lo que más preocupa a los investigadores es que desde entonces, los captores no volvieron a llamar, ni siquiera para confirmar si habían encontrado la prueba de vida.