“En Santa Fe están dejando crecer a un monstruo gigante”. La frase pertenece a Sergio Acosta, aún en shock por el ataque que sufrió la noche del miércoles pasado, cuando desconocidos intentaron tirar la puerta de su casa a patadas. Como no lo lograron, la perforaron a balazos y se fueron.
El hijo de Norma Acosta –presa en Ezeiza por narcotráfico y conocida por denunciar tramas narco que involucran a policías y a políticos de la provincia– está convencido de que los plomos estaban destinados a terminar con su vida. El 13 de abril de 2013, su padre, Miguel “Japo” Saboldi, murió en un incendio intencional en el penal de la Alcaidía de Jefatura; su tío, Aldo Acosta, fue asesinado a tiros el 1° de abril del año siguiente; el 3 de diciembre de ese mismo año, acribillaron a su abuelo.
¿Quién pudo haber promovido el ataque? ¿Por qué razón?
“Acá en Santa Fe están dejando crecer a un monstruo gigante. Es casi el dueño de la provincia. A muchos no les conviene que mi mamá hable. Ella estaba oculta, trabajando con el socialismo, hasta que un día le pidieron cosas a las que no accedió y pagó caro. La mafia de Santa Fe es peor que la de todo el país. Estadísticas recientes muestran que en menos de tres meses del año hubo más de treinta homicidios. Acá patean la puerta de tu casa, se te meten y te fusilan, es así”, asegura Sergio Acosta a PERFIL.
—¿Cómo es vivir con miedo por las amenazas?
—Se vive como se puede. No es fácil. ¿Por qué nosotros tenemos que pagar con nuestras vidas este juego morboso que hace esa gente? Hay escuchas telefónicas de 2014, en las que decían que iban a matarme a mí y no lo pudieron concretar. Jamás se investigó.
—¿Cree que la salida sería mudarse a otro sitio?
—Lo veo difícil porque corremos más riesgo fuera de la provincia. En Buenos Aires no saben cómo es Santa Fe. Si ustedes supieran cómo corre a gran escala el narcotráfico, sabrían que esto no va a tener cura jamás. Acá no se combate nada (Patricia), Bullrich viene a pasear. La única salida es hacer silencio pero no puedo dejar impunes muertes que se podían evitar. Quiero justicia para mí papá. Después pase lo que pase. Puedo estar tranquilo porque no pido nada más que eso. Más de treinta policías tendrían que ser investigados y siguen en actividades normales. Hay un jefe narco que maneja la política y la Justicia a su antojo.