La madrugada del 29 de mayo de 2016, Leticia Allo (29) salió de bailar en el barrio de Palermo con su hermano y un grupo de amigos. En la esquina de Avenida Córdoba y Bonpland, al cruzar por la senda peatonal, fue embestida por Iván Prein, de 24, que pasó el semáforo en rojo a más de 70 km/hora, alcoholizado. 45 días después, Leticia falleció por las heridas que le ocasionó el accidente.
A días del inicio del juicio oral, a casi cuatro años del siniestro, Prein pidió ante el Tribunal Oral en lo Criminal N° 27 declararse culpable, tener un juicio abreviado en el que ofrece cumplir 3 años de condena sin cumplimiento efectivo, e inhabilitación para conducir por 6 años. La familia de la víctima pide a la Justicia que no acceda al pedido de la defensa, y que se proceda con el juicio como estaba previsto, en el que la pena de prisión puede ser de hasta 5 años.
Mónica Puebla, mamá de Leticia, tendrá este miércoles 4 de marzo a las 11 de la mañana una audiencia con el juez Jorge Horacio Romeo, antes de que resuelva cómo seguirá la instancia judicial. “Queremos y necesitamos que haya un juicio oral. Que no sea lo mismo obrar bien que obrar mal. No me parece justo que hasta hace dos días este señor negaba lo que pasó, encubrieron todo y ahora porque le conviene y no quiere llegar a un juicio se declara culpable. Espero que el juez nos escuche”, relata Puebla en diálogo con PERFIL.
Atropelló estando borracho, mató y se declaró culpable para no ser enjuiciado
El reclamo de la familia apunta a que Iván Prein nunca admitió lo sucedido, y siempre negó haber atropellado a Leticia esa madrugada. “Yo no fui, ni la toqué”, dicen que aseguró desde ese día. Después de embestir a la joven, Prein —hijo del pastor Guillermo Prein— huyó del lugar y fue alcanzado por la policía once cuadras más adelante. El control de alcoholemia dio más del doble de lo permitido: tenía 1,11 gramos de alcohol por litro de sangre.
“Entiendo que cualquiera puede atropellar a alguien: yo manejo y puede haber un accidente”, expone la mamá de Leti, como la llaman su familia y amigos. “Pero si estabas manejando alcoholizado, pasando semáforos en rojo, no puede ser que tengas la condena más baja por decidir contar la verdad”, plantea. “Nosotros tenemos las pruebas y tenemos la verdad. Como mamá yo creo que mi hija se merece que sigamos adelante con esto”, dice firme, aunque sin dejar de lado un tono conciliador.
Los dos oficiales que lo detuvieron la madrugada del 29 de mayo, secuestraron el vehículo y elaboraron un acta: allí detallaron, además de su estado de ebriedad, que el paragolpe delantero del Fiat Punto que manejaba Prein “estaba caído hacia el lado derecho”, consecuente con el impacto. En el informe final sobre la situación del vehículo, no obstante, se dice que el vehículo “no tiene daños recientes”: a ese punto refiere Puebla con que desde la defensa “encubrieron lo sucedido”, por los dos informes que se contradicen.
Luego, como testigos, los dos policías ratificaron que el vehículo tenía ese daño que asentaron en el acta. “Uno de ellos incorporó además en la instrucción una foto que había sacado para su archivo personal, donde se ve claramente el paragolpe inclinado hacia el lado derecho”, explica a este medio María Marta Marcos, amiga de la familia y abogada, quien siguió los pasos de la causa en los últimos cuatro años.
Prein está acusado de homicidio culposo, y este miércoles el juez deberá decidir, después de escuchar a Mónica Puebla, si accede a un juicio abreviado o establece una nueva fecha para el inicio de un juicio oral, que ahora está suspendido. Lo puede resolver en el momento, o comunicar después los fundamentos.
El día que le pidió al acusado que le cuente lo que pasó con su hija
“Yo sabia que tenia un local en Once. Habían pasado dos o tres meses del accidente de Leti, y yo necesitaba que me dijera algo, no se, ‘disculpame’ o algo”, relata Mónica a PERFIL. Ese día pasó por la puerta del comercio de Iván Prein, y se animó a entrar. Le dijo que era la mamá de Leticia, y le preguntó si tenía algo para decirle. “Me dijo que no”, recuerda. “¿No me querés contar a mi? Necesito saber qué pasó con mi hija, no vengo a sacarte fotos ni con grabador”, cuenta que le pidió.
El volvió a negar lo sucedido y no le dio respuesta alguna. “Me negó todo, me dijo que no tenía nada para decir”. “¿Dormís tranquilo?”, le preguntó después, esperando otra vez lograr una respuesta de su parte. Le dijo que sí. “Después la situación me superó totalmente, y me fui del lugar”, cuenta. Tiempo después, al local lo cerraron.
Mónica está convencida que nada de lo que suceda judicialmente podrá reparar la muerte de su hija, que llegó 45 días después de padecer en el cuerpo las consecuencias del accidente. Sin embargo, tiene un solo pedido que -cree- le daría tranquilidad: que él reconozca lo que hizo. Eso, piensa, ayudaría en parte a la memoria de Leticia.
“Que lo admita adelante mío, yo no necesito mucho más. Muchos me dicen que es una fantasía mía que el me pida perdón, pero creo que un juicio habla de que no todo es lo mismo. Que si atropellas a alguien y lo auxilias no es lo mismo que irte, tapar pruebas, mentir. Mi expectativa es que en este caso no de lo mismo obrar bien que obrar mal”, dice Puebla.
Alumna ejemplar y abanderada en el colegio, Leticia Allo estudió contabilidad y se recibió a los 24 años con mención de honor en la Universidad de Buenos Aires (UBA). “Leti tenía una luz que hables con quien hables que la conozca te va a decir lo mismo. Siempre fue conciliadora, de unir amigos”, la describe Mónica. “Tomaba clases con Reina Reech, era uno de sus hobbies, y bailaba muy bien”, asegura orgullosa su mamá. Dice que se destacaba en todo, pero sobre todo le encantaba bailar.
A.G./M.C.