El domingo 18 de enero de 2015, la sociedad argentina se conmocionó. El fiscal Alberto Nisman, que se encontraba en el foco de atención por una impactante denuncia contra Cristina Fernández de Kirchner, había sido encontrado sin vida en el baño de su departamento en Le Parc.
¿Se suicidó?¿Lo mataron?¿Lo indujeron a quitarse la vida? Cada uno saca sus conclusiones pero para la Justicia aún no hay una respuesta concreta y contundente. Ante esto, es necesario repasar como fueron las últimas horas con vida del fiscal, una de las pocas cosas claras que existe hoy en día en el expediente.
Viernes 16. Nisman comenzó su día temprano. Almorzó cerca del mediodía en Itamae de Puerto Madero en de las mesas más reservadas que hay en el lugar. El menú era el que acostumbraba: sashimi de salmón, sashimi de atún rojo, un roll New York de salmón y palta, y un niguiri de langostinos.. Todo eso acompañado por una botella de agua de medio litro. Luego regresó a su departamento para recibir a su secretaria Soledad Castro, una de sus secretarias y mano derecha dentro de la UFI, quien le acercó documentación importante para la presentación que el fiscal debía hacer en el Congreso.
Cuando la reunión estaba llegando al final se sumó el abogado Claudio Rabinovich, quien fue contratado por el fiscal.
Durante el trascurso de la tarde, persianas bajas, Nisman se dedicó a la presentación, llamó a doce personas y se mantuvo en contacto con varios periodistas, quienes estaban en vilo por lo que podía llegar a revelar contra la entonces Presidenta.
Sábado 17. Por la mañana, Nisman hizo su primer contacto con uno de sus custodios, Rubén Benítez al que le pidió que lo aconsejara porque estaba pensando en comprarse un arma y continuó hablando con periodistas –entre ellos Laureano Pérez Izquierdo–. Sin embargo, a las 14.25 llamó a Diego Lagomarsino para pedirle que vaya a Le Parc. Fue una vez que su colaborador estaba allí (a las 17.30) que le preguntó si tenía un arma para prestarle y el técnico informático accedió y regreso para buscarla.
Durante esa tarde, el fiscal intercambió mensajes por whatsapp con diversos periodistas, con la –entonces– diputada Patricia Bullrich y con el vicepresidente de la DAIA, Waldo Wolff, a quien le envió una foto en la que se ven papeles sobre los que trabaja y documentos relacionados a la denuncia contra la Presidente.
A las 19.02 se registra otro llamado. Nisman llamó de nuevo a Lagomarsino y le pregunta si encontró el arma. Cincuenta minutos después el técnico llega a Le Parc y sube al departamento junto a uno de los custodios de Nisman que, según declaró, subió a retirar un sobre por pedido del fiscal. Lagomarsino le entrega el arma a Nisman y le enseña como armarla. Las cámaras del edificio muestran su salida minutos después.
La última conversación del fiscal conocida ocurrió a las 20.37, luego de la salida del técnico, cuando charló con Laureano Pérez Izquierdo: "Ironizamos sobre intrascendencias y rió con ganas de un comentario. Nos saludamos", explicó.
Domingo 18. Poco se sabe fehacientemente de lo que ocurrió el domingo. Nisman no respondió mensajes ni se contactó con nadie. Eso abre la puerta a barajar la posibilidad de que el fiscal haya muerto en la noche del sábado. Solo se sabe, en base a las pericias informáticas, que alguien –puede ser el fiscal u otra persona– ingresó esa mañana a diferentes portales de noticias. Raro, teniendo en cuenta que en la puerta de su casa se encontraban los diarios que nunca llegó a leer.