“Esta campaña costó US$ 10 millones. No se puede hacer con menos plata. Y el Estado no puede ser el que financie las campañas. Hay que desterrar eso de que la plata es pecado. Eso es el pasado”. Uno de los funcionarios más cercanos al presidente Mauricio Macri soltó la frase ante la consulta de PERFIL, el jueves al mediodía en el lobby del hotel Sheraton de Mar del Plata, donde se celebró el 53º Coloquio de IDEA. “Lástima que no voy a ese almuerzo”, remató antes de escabullirse. En pocos minutos iba a comenzar el encuentro entre empresarios, políticos, sindicalistas y ONGs para debatir cómo blanquear la plata negra que financia a la política. Oficialistas, organizaciones no gubernamentales y un sector de la oposición plantearon que la forma de hacerlo es que las empresas vuelvan a aportar fondos a las campañas electorales, hoy prohibido por la última reforma de la ley. Así, sostienen, no habría necesidad de ocultar el origen del dinero que los candidatos necesitan para llegar al poder. Se discutió en qué términos y límites sería pero pocos empresarios se animaron a hablar. Los organizadores pusieron una pauta a los periodistas invitados: no identificar quién dijo qué.
“Los partidos políticos declaran sólo el 20% de sus aportes de campaña y el 80% restante es plata negra”, dijo uno de los dirigentes de Cambiemos. El propio oficialismo está admitiendo que ese costo de US$ 10 millones para esta campaña legislativa –unos $ 180 millones– serían en realidad US$ 50 millones.
La propuesta del oficialismo y un sector de la oposición es instalar que la plata “no es pecado” y que la necesitamos para llegar al poder. La propuesta a los empresarios fue: “Financien las campañas, pero hagámoslo todo legal”. El marco “se los damos nosotros con una reforma de la ley”.
Lo que no se debatió en profundidad es si los candidatos están dispuestos a hacer campañas más austeras. “Si eliminamos la impresión de boletas –con el voto electrónico– y todo lo que implica la logística de distribución con los punteros previo a la elección podríamos ahorrar unos $ 12 millones”, estimó un entendido en recaudación de campañas. Pero sólo en publicidad online y vía pública Daniel Scioli y Macri declararon gastos por más de $ 130 millones en la campaña de 2015. El grueso de los gastos pasa por el marketing, publicidad y encuestas. “Y gastos innecesarios”, admitió un ex organizador de campañas presente en el almuerzo.
La corrupción está directamente ligada al financiamiento de la política y las campañas electorales. “Tenés tres tipos de funcionarios corruptos –resumía a PERFIL uno de los pocos asesores de Cambiemos que salió decepcionado del almuerzo–: el que se enriquece con la corrupción; el que recauda para la política; y el que se enriquece y recauda para la política”.
Desde 2009, el financiamiento legal de la política se circunscribe a aportes de particulares y del Estado. “La prohibición oscurece”, dijo una de las representantes de las ONGs. Antes y después de esa modificación, las prácticas se reducen a lo mismo: millonadas en negro; aportantes falsos, lavado; favoritismo para los más fuertes; el uso del oficialismo de actos y fondos estatales para hacer campaña; y la falta de control y sanciones.