POLITICA
Sigue el escándalo

Barbijos: rumores, preocupación y la trama de culpas cruzadas en el Gobierno porteño

Larreta ordenó estudiar las compras del área de Salud y espera que el tema se diluya. El frente judicial y los pases de factura internos.

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Sigue el escándalo por la polémica compra de barbijos del Gobierno porteño. | Cedoc

La causa por la compra de barbijos a la firma Green Salud, que fue anulada luego de que saliera a la luz que cada unidad de los N.95 había costado $3.000, está llevando a un vendaval político al interior del gabinete porteño.

La “mesa chica” de Horacio Rodríguez Larreta está preocupada por el tema. En particular, por las derivaciones políticas. En lo judicial, aseguran, como la compra nunca se pagó, se cree que será muy difícil que avance el expediente. Pero el dato de que los barbijos de la polémica estaban vencidos desde 2016 oscureció más aún el tema.

Con todo, las derivaciones políticas se empiezan a ver. Larreta ya tomó la decisión de acotar el inmenso poder que venía teniendo su jefe de Gabinete, Felipe Miguel, de quien dependía el área de administración de Salud.

No solo eso: el jefe comunal y el ministro de Salud, Fernán Quirós, le encargaron al flamante subsecretario de Administración de Salud, Roberto Gigante, que revise todos los expedientes que haya firmado Nicolás Montovio, su antecesor y quien firmó la escandalosa compra de barbijos y terminó afuera del Gobierno porteño. Temen que haya otras desprolijidades. Hace tres días que el equipo de Gigante prácticamente duerme en el ministerio de Salud examinando todo.

Felipe Miguel:

Paralelamente, en el chat de ministros hubo quejas por notas periodísticas y por las filtraciones de las discusiones internas. Sin embargo, la estrategia por estas horas es intentar lograr que el tema de los barbijos se diluya.

En el Gobierno porteño apuntaron a PERFIL que, ante la Justicia, analizaron presentarse como damnificados pero que, por ahora, no avanzó esa idea. De todos modos, fuentes oficiales explicaron que era “muy complicado” conseguir barbijos N.95, que quedaron “tres licitaciones desiertas” y que “apareció un proveedor (Green Salud del abogado Ignacio Sáenz Valiente, socio de Rodrigo Miguel, el hermano del jefe de gabinete porteño, en una empresa de seguros) que supuestamente tenía 15 mil, y al momento de la entrega en lugar de 15 mil entrega 1.600 (de la marca internacional 3M)”.

“Ahí frenamos todo. Era una situación rara y por eso frenamos todo”, apuntaron en la sede gubernamental de Uspallata. En este marco, según explicaron “le pedimos a 3M que mande un técnico para chequear la mercadería. 3M viene, controla, nos informa el viernes a última hora que los barbijos estaban vencidos, y a primera hora del lunes le informamos a la Justicia que los barbijos esos estaban vencidos. Esto se sabe porque nosotros lo informamos a la Justicia”, dijeron.

A todo esto, mientras la Justicia revisaba los documentos de 3M y mientras ponía el ojo en una financiera de Sáenz Valiente, el lunes a media mañana Larreta invitó a desayunar a Edgardo Cenzón, el ex ministro de Espacio Público porteño y hombre clave en la llegada de Mauricio Macri al poder en 2015. Si bien no hubo un ofrecimiento formal, corrió la versión de que le dio una visión general de cómo viene funcionando el gabinete y qué cambios podrían implementarse. La reunión fue el comentario generalizado del larretismo. Cenzón no tiene intenciones de volver al sector público pero su voz sigue siendo escuchada atentamente por el jefe comunal.

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Teorías sobre el futuro. Todo se da mientras se desarrollan dos teorías sobre el futuro de Miguel. La primera asegura que no hay ninguna chance que Larreta lo desplace: él lo ungió, fue el más disciplinado de sus discípulos y no mueve ninguna ficha sin que el jefe de Gobierno lo sepa. Es más: que cree que si lo deja ir, como suele ocurrir en política, luego “irán” por él.

La segunda teoría indica que, si bien ahora no lo dejará ir en medio de la crisis, tiene los días contados. Más aún luego de que Elisa Carrió le expresara al propio Larreta que debía apartarlo por la causa barbijos.

Los fantasmas recorren los pasillos oficiales. Miguel pasó toda la semana pasada culpando a Diego Santilli de sus pormenores políticos. Lo mismo hizo Sáenz Valiente ante la cúpula del Grupo Clarín la semana pasada. El vicejefe de Gobierno se enfureció cuando escuchó el dato. En la jefatura de Gabinete porteña creen que quiere ese lugar y por eso movió el tema, que después se le fue de las manos.

Santilli lo niega enfáticamente y plantea que hasta defendió públicamente a Miguel cuando siquiera estaba al tanto del escándalo. “Lo van a dañar a Horacio con todo este quilombo”, opina una fuente de la mesa chica.

Paralelamente, en el polémico organismo que se dedica al Turismo ya hay un nombre para el cargo. Se trata del lugar de donde salió eyectado Gonzalo Robredo luego de que se diera a conocer que otra empresa de Sáenz Valiente, esta vez ligada a la media hermana de Larreta, fue parte de las contrataciones de hoteles para alojar repatriados. Allí, la entusiasta Camila Suárez, ex gerente en AUSA, la empresa de autopistas, tiene las fichas para quedarse a cargo con ese lugar. Claro, con la pandemia el turismo solo puede dar malas noticias.  

De todas maneras, ahora también las miradas se posaron sobre la organización del G20, en 2018: las contrataciones del Teatro Colón, los artistas y los shows, la hotelería, la gastronomía y los viáticos. Es más: una cuenta de Twitter que lee detenidamente el Boletín Oficial ya es comentario de los funcionarios. Hasta en las redes sociales se juega la política porteña.

MC