El Gobierno confirmó ayer que Cristina Kirchner será recibida por el papa Francisco dentro de una semana. Será un encuentro a solas, un almuerzo en la residencia de Santa Marta, donde vive el sumo pontífice, dentro del Estado del Vaticano. La cita está prevista para el lunes 17 a las 13.
Hace un año, CFK fue la primera mandataria en ser recibida por el flamante Papa, en un gesto hacia el pueblo argentino. Allí intercambiaron regalos. Pero la última vez que vio a Jorge Bergoglio fue durante el encuentro mundial de la juventud, en Río de Janeiro –a mediados del año pasado–, recordado porque allí el prelado le regaló un par de escarpines para su nieto, Néstor Iván.
La relación del kirchnerismo con la Iglesia siempre fue tirante. Por las hostiles homilías del propio Bergoglio cuando era arzobispo, el ex presidente Néstor Kirchner decidió no participar más de los tedeums que los 25 de mayo se celebran en la Catedral Metropolitana.
CFK siguió la costumbre. Recién este año volvería a pisar la catedral para escuchar las palabras del sucesor de Bergoglio, Mario Poli. El vínculo era tan tirante que cuando el Gobierno se enteró de la designación del flamante Papa lo recibió con una carta “fría”. Bergoglio era, hasta ese momento, un enemigo de la Casa Rosada. Pero desde entonces la relación dio un giro de 180 grados.
Hace un año, cuando se encontraron por primera vez en Santa Marta, ella le regaló una bombilla, un poncho, una matera, una yerbera, una azucarera y un termo. Los obsequios, artesanales, fueron realizados por beneficiarios del plan Argentina Trabaja.
Por su parte, el sacerdote le dio una mayólica con la imagen de la iglesia de San Pedro. En ese momento, el portavoz del Papa, Federico Lombardi, dijo que el encuentro había sido una demostración de cortesía y afecto hacia la Presidenta y hacia el pueblo argentino. El cónclave será una oportunidad para CFK de mostrarse cerca de la cúpula eclesiástica.
Esta vez, Cristina verá a Bergoglio dos días antes de su viaje a Francia. Allí fue invitada por su par François Hollande. Con él mantendrá dos encuentros privados: un almuerzo oficial y una reunión en la casa de gobierno. Uno de los temas más importantes que abordarían es la negociación con el Club de París, un acuerdo que, de sellarse, será importante para que la Argentina pueda atraer inversiones.
En Francia, la jefa de Estado también inaugurará el Salón del Libro. Muchos escritores argentinos se quejaron de no estar incluidos en la delegación por “pensar distinto”. En cambio, tendrán su lugar los intelectuales más cercanos a la Casa Rosada