Domingo Felipe Cavallo pasó un mal momento ayer, cuando se preparaba a dar una conferencia en la sede de la Universidad Católica Argentina. Al grito de "¡Traidor a la patria! ¡Hijo de puta!", dos activistas le tiraron huevos y panfletos. Los agresores fueron reducidos y la charla continuó, pese a que varios asistentes también increparon al exfuncionario por su participación en distintos gobiernos.
"Esta gente recuerda a cómo actuaban los nazis, que parecen seguir presentes en la Argentina", dijo Cavallo ni bien tuvo su lugar en el micrófono. Casi con resignación, el funcionario recibe diversos escraches allí donde se presente.
Lejos está de ser el primer incidente de este tipo que sufre el exministro de Economía de los gobiernos de Carlos Menem y Fernando De La Rúa. De hecho, hace quince años que recibe escraches, incluso en el extranjero y en todo tipo de situaciones privadas.
El primer escrache -una medida que originalmente usaban los militantes por la defensa de Derechos Humanos contra la impunidad de los indultos a los responsables de la última dictadura- ocurrió el 13 de octubre de 1999. Ese día, Cavallo visitó La Plata para promover su candidatura presidencial de Acción por la República. Cuando caminaba por la peatonal, recibió una andanada de huevos y pintura. Lejos había quedado el funcionario que lloraba con las protestas de jubilados.
El 12 de abril de 2001, cuando ya era el "superministro" de Economía de Fernando De la Rúa, un grupo de piqueteros de la Corriente Clasista y Combativa y del Movimiento de Jubilados y Pensionados se concentraron frente a su domicilio, en Avenida de Libertador y Ortiz de Ocampo, y escracharon al funcionario con "una fiesta al revés" con "torta fúnebre" por los diez años de la convertibilidad.
Meses después, el 15 de julio, la familia Cavallo sufrió otra protesta en el casamiento de Sonita, hija de Domingo y Sonia, con el economista estadounidense Daniel Fitzgerald Rundee. Un grupo de trabajadores de Aerolíneas Argentinas (por entonces privatizada y al borde de la quiebra) se instalaron en la puerta de la Iglesia del Pilar, en el barrio de Recoleta, al grito de "corruptos", "ladrones" y "no les da vergüenza, con la pobreza que hay". El ministro tuvo que escapar por el cementerio de Recoleta para evitar llegar cubierto de huevos a la recepción en el Hotel Alvear.
Cavallo tuvo un último escrache durante su paso por la Alianza el 14 de diciembre de 2001. Otra vez en el frente de su casa, en el barrio porteño de Palermo, manifestantes de la Juventud Sindical Peronista, encabezados por Pablo Moyano, protestaron contra el plan económico. Una semana después vendrían los cacerolazos, la renuncia del ministro y la huida del presidente De la Rúa en helicóptero.
Sin final. Aunque el economista no volvió a la función pública, siguió sufriendo protestas años después. En junio de 2005, el entonces precandidato a diputado de la UCR, Nito Artaza, convocó a un escrache en el edificio de Cavallo para reclamar por los ahorristas perjudicados por el "corralito".
El cordobés volvería a sufrir el repudio público en octubre de 2008, cuando no pudo terminar una conferencia en la Universida de La Sorbona, en París, por un escrache de residentes argentinos en Francia. Una semana después le ocurrió lo mismo en Rosario, cuando presentaba su libro Estanflación, Inflación con recesión. El acto, en la Fundación Italia, fue interrumpido por militantes del Movimiento Libres del Sur.