—¿Las tomas de predios de las últimas semanas fueron espontáneas o estuvieron motivadas políticamente?
—La impresión que tengo es que la Presidenta está enojada porque ahora hay sectores de su Gobierno que hacen operaciones de las que ella no está enterada y después la meten en líos. Las cosas que pasaron son muy raras, demasiada gente en las tomas y después todos se van rápidamente. Esto no es normal.
—¿Usted sugiere que hubo una operación de la cual la Presidenta estaba al margen?
—Es evidente que acá hay una operación que motivó el enojo de la Presidenta. Creo que debe estar en una situación muy especial, con mucha actividad. Si bien es una persona inteligente, es algo que nunca ha hecho. Creo que se le desbordó la situación. Además tiene una forma de gobernar que no estoy de acuerdo, no se conocen los ministros entre sí, los ministros no opinan. Tiene que ordenar el Gobierno para después ordenar a la sociedad. Estamos viviendo una situación difícil, no se recuerda últimamente que haya cinco o seis muertos, todos ellos de la misma característica. Siempre pueden pasar estas cosas, pero hay que reconocerlo. No creo que nadie mande a matar, pero cuando hay un hecho de esas características, la Presidenta no puede mirar a otro lado. El otro gravísimo error fue decir que no va a reprimir. No tiene que reprimir, pero no tiene que decirlo, porque es una invitación a los avivados y a los necesitados a que también hagan lo mismo.
—A usted lo acusaron desde el Gobierno de haber instigado las tomas con su gente. ¿Usted tuvo alguna participación?
—Las agresiones son una forma de gobernar. Siempre piden investigar a la gente de Duhalde, incluso cuando ese chico Matías se escapó de sus captores, ahora un complot en el que no sólo está Duhalde. Es una práctica de desconocer los problemas: cuando no se los puede desconocer, hay que encontrar a quién encontrarle la culpa. Mentir desaforadamente es cinismo.
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