Alberto Iribarne, ex ministro de Justicia de Néstor Kirchner e integrante del Grupo Calafate que gestó el proyecto presidencal del patagónico, manifestó en dialogo con PERFIL su apoyo a las designaciones de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkratz a la Corte Suprema. Diferenció el caso actual de la situación que enfrentó al asumir en 2003 Kirchner y defendió la constitucionalidad del mecanismo elegido por el presidente Mauricio Macri.
“La situación que se encontró Kirchner en 2003 no es la de ahora, en aquel entonces había que hacer un relanzamiento de la Corte y remover antiguos miembros”.
Ahora, indicó, “el presidente Macri se enfrenta con una Corte que tiene sólo tres miembros y utilizó una prerrogativa constitucional del Poder Ejecutivo”. Además, aclaró que no se trata de un DNU, como salió en varios medios, sino de un decreto simple, “porque no está asumiendo funciones legislativas y excepcionales, sino que utiliza una atribución presidencial”.
Para el ex ministro, alejado hace años del kirchnerismo y crítico con la reforma judicial propuesta por Cristina Kirchner, “si bien se podría haber apelado a la vieja ley que establece que los presidentes de cámara, elegidos por sorteo, reemplacen a los ministros faltantes, éste es un mecanismo muy engorroso”.
Desde su perspectiva, “el tema de la constitucionalidad del mecanismo está saldado, además los dos candidatos designados por el Presidente son prestigosos constitucionalistas y tienen que haber dado su acuerdo antes de que se emitiera el decreto”.
Para Iribarne, “Macri no designó a dos amigos, son personas que él ni siquiera conoce, esto es diferente al momento en que se hablaba de Eduardo Barcesat o Carlos Zannini”. Sobre Horacio Rosatti dijo que tiene “excelentes antecedentes”, al recordar que él lo reemplazó en Justicia cuando el actual candidato a ministro de la Corte renunció en 2005 y, antes, cuando se desempeñaba como Procurador del Tesoro.