El desencanto es mutuo y visceral, entre el sector más duro del Gobierno y el sector más duro del campo.
La manifestación de hoy de los productores agropecuarios nació en los autoconvocados (los más radicalizados del sector), se sumaron después sectores políticos y no tendrá la organización de la Mesa de Enlace aunque algunas de sus entidades, como la Sociedad Rural, acompañarán.
Más allá de estas cuestiones, hay un denominador común masticando bronca dentro de las tranqueras. El campo siente que lo tocan para aportarle recursos inesperadamente a los gobiernos de la hoy vicepresidenta Cristina Kirchner. Entre ambos hay una cuestión de falta de piel.
El malestar tributario recuerda las broncas de 2008 cuando desde la Mesa de Enlace se convocó al paro en protesta por la instalación de las retenciones en la resolución 125, retenciones que aún perduran aunque hayan fracasado las móviles de aquel momento. Por entonces el campo sintió que con esos recursos el ex presidente Néstor Kirchner pagó la deuda con el FMI y ahora siente voracidad por el proyecto de renta inesperada que terminó defendiendo el ministro de Economía, Martín Guzmán, y también por la escasez de gasoil que complicó levantar la cosecha.
En lo referido al faltante de gasoil, a diferencia de las decisiones políticas relacionadas con el gas por el nuevo escenario internacional, hay una clara desidia oficialista.
Las internas entre Economía y los denominados “energéticos” provocaron que no haya una política específica para un combustible troncal en un sector clave en la generación de divisas. Esta semana el Gobierno intentó ponerles paños fríos a las peleas entre Guzmán y los denominados “be-be”, por la coincidencia de que tanto el subsecretario de Energía como el interventor del Enargas se llamen Federico en ambos casos y Basualdo y Bernal, respectivamente. Ambos le quitan el sueño al titular del Palacio de Hacienda.
La voracidad que ve el campo en el Gobierno se completó con el proyecto de ponerle un impuesto a la renta presunta; algo que unió a todo el empresariado (no solo el campo). “Me parece una locura”, dijo ayer el empresario agropecuario Gustavo Grobocopatel, y agregó: “Hay una inflación galopante, hay un tercio de la población fuera del mercado laboral registrado, hay tantos problemas que pareciera que estamos bailando en el Titanic”. También en la Unión Industrial, que conduce Daniel Funes de Rioja, criticaron la creación de un nuevo impuesto.