POLITICA

El dilema entre las alianzas de centro-izquierda o izquierda pura sigue abierto

Otra vez la izquierda llegó a una elección muy dividida. La multiplicidad de ofertas dejó un tendal de partidos sin chances de llegar a la general del 5 de julio.

No hubo una opción de centro-izquierda competitiva que agregue a opciones combativas con figuras.
| Cedoc

Las PASO dejaron otro capítulo de un dilema irresuelto de la política porteña: ¿cuál es la mejor estrategia para construir una alternativa de poder desde la izquierda en la ciudad, opciones puras o alianzas amplias de centro izquierda?

Los que mejores resultados obtuvieron fueron los que apostaron a las opciones puras, el Frente de Izquierda y Autodeterminación y Libertad, pero los números no permiten saldar la disputa a su favor y deberán redoblar los esfuerzos para lograr igualar los mejores resultados obtenidos por frentes de centro izquierda en anteriores elecciones.

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La multiplicidad de ofertas y el tradicional efecto adverso que tiene toda elección para este sector dejó un tendal de partidos sin posibilidad de participar en las elecciones generales del 5 de junio.

A diferencia de anteriores rondas electorales, no hubo una opción de centro-izquierda competitiva que agregue a opciones combativas con figuras de centro taquilleras, como ocurrió en 2011, cuando Proyecto Sur consiguió cuatro legisladores. Tampoco hubo una figura de la izquierda que consiguiera concentrar el grueso de los votos, como en 2003, cuando Autodeterminación y Libertad de Luis Zamora consagró un bloque de ocho diputados.

En 2013, el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) –una alianza que integra a tres partidos trotskistas, el PO, el PTS e Izquierda Socialista–, había alcanzado un sorprendente resultado nacional, superando el millón de votos, pero no pudo despegarse suficientemente del resto de las ofertas de izquierda en Capital, lo que no le permitió consagrar un diputado nacional y sólo obtuvo una banca en la legislatura. En este turno, parece difícil que logre igualar ese
récord
en el turno definitivo.

La mayoría de los dirigentes admitieron que ésta fue una elección difícil. Si se la compara con la anterior, este turno electoral sumó a la dispersión de ofertas dos problemas adicionales, además del sesgo hacia los partidos mayoritarios de una elección ejecutiva.

En primer lugar, la ruptura de UNEN generó más ofertas progresistas, como SurGen, que salieron a la búsqueda de los mismos votantes, sin el “lastre” de estar acompañados por figuras inaceptables para el votante de izquierda, como Alfonso Prat Gay. En segundo lugar, el libre juego dentro del Frente Para la Victoria, implicó la proliferación de listas kirchneristas orientadas hacia la izquierda, que seguramente también afectó la cosecha de votos de opciones no peronistas.

Los partidos que en elecciones anteriores habían integrado frentes de centroizquierda amplios y relativamente competitivos, como el MST y Camino Popular, debieron enfrentar su segunda elección con un armado más limitado, a pesar de que en el segundo caso contaron con nuevas adhesiones de organizaciones juveniles, y el resultado mostró que no será fácil la tarea de acceder a la legislatura si mantienen esta estrategia.