Eduardo Cavanagh saltó a la fama como un empresario ganadero vinculado al escándalo de los negocios bilaterales entre Argentina y Venezuela. En su declaración ante la Justicia, por más que habló de la "falta de transparencia" en el comercio de vaquillonas, negó tener conocimiento de coimas y desmintió algunos de los dichos del ex embajador Eduardo Sadous, lo que fue tomado como una posición favorable al Gobierno. Esta semana, una empresa del mismo Cavanagh se presentó a una licitación para intentar seguir haciendo negocios con el Estado, pero no en torno a la ganadería sino a la energía.
El lunes se abrieron los sobres de la licitación nacional e internacional 02/2010 de Enarsa, la sociedad anónima creada por el Gobierno a fines de 2004 para trabajar en el desarrollo de la energía en el país. La licitación busca resolver la "provisión de energía eléctrica a partir de fuentes renovables", en este caso, a través de Residuos Sólidos Urbanos. Es decir, la creación de energía gracias a la incineración de basura, una modalidad cuestionada por el riesgo que significa para el medio ambiente.
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