Después de una semana de vértigo, ayer el Presidente, Alberto Fernández, anunció un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reestructurar una deuda de alrededor de 44.500 millones de dólares. Afirmó que el país tenía “una soga al cuello, una espada de Damocles, y ahora tiene un camino que puede recorrer”. Y prometió que “no contempla restricciones que posterguen el desarrollo”.
Anoche, en la primera entrevista luego del anuncio que le concedió al canal ruso RT, el Presidente dijo que el FMI “debe hacer una autocrítica mucho más profunda” y admitió que “fue una negociación difícil”.
En una jornada con maratón de anuncios, luego el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y el ministro de Economía, Martín Guzmán, dieron una conferencia de prensa con sabor a poco en cuanto a los detalles de lo que vendrá. Con o sin el anuncio, siguen las dudas en torno a cómo se controlará la inflación, cómo se achicará la brecha cambiaria, cómo bajará el rojo fiscal sin que suban las tarifas, como esbozó Guzmán en conferencia de prensa. Es decir, se patea para adelante, probablemente para el próximo gobierno, la definición de temas troncales como inflación, cepo cambiario, pobreza y crecimiento de las exportaciones.
Lo más importante del anuncio de ayer fue que despejó el escenario de default y se ganó por eso el apoyo de la oposición, la CGT, los principales referentes del empresariado, aunque el silencio, al menos hasta ahora, de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el arco político que se referencia en ella dentro de la coalición de gobierno.
El Presidente remarcó que el entendimiento con el FMI permite “ordenar el presente y construir un futuro”, pidió a la oposición que lo respalde en el Congreso y criticó, sin nombrarlo, a su antecesor, Mauricio Macri.
“Quiero anunciarles que el gobierno de la Argentina ha llegado a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional”, sostuvo el mandatario, que agregó que el trato “no contempla restricciones que posterguen el desarrollo”.
“No restringe los derechos de nuestros jubilados, que recuperamos en el año 2020.”
Por intermedio de un mensaje grabado en la quinta de Olivos, el jefe de Estado remarcó: “Teníamos una soga al cuello, una espada de Damocles, y ahora tenemos un camino que podemos recorrer. Sin acuerdo, no teníamos un horizonte de futuro. Con este acuerdo, podemos ordenar el presente y construir un futuro”.
Minutos más tarde, en una conferencia de prensa en el Palacio de Hacienda, Manzur y Guzmán pretendieron dar detalles sobre el entendimiento con el Fondo, que contempla en un primer tramo un nuevo programa de dos años y medio de duración.
Durante ese lapso, el FMI efectuará revisiones trimestrales de las metas acordadas con el país, de igual modo que desembolsos de dinero que la Argentina utilizará para cancelar el acuerdo stand-by contraído por el gobierno de Macri.
Luego se abrirá un período de diez años para cancelar esa refinanciación, que comenzaría en 2026: la deuda actual del país con el organismo internacional asciende a unos US$ 44.500 millones, precisó Guzmán.
El anuncio oficial sobre el acuerdo, tras largas semanas de incertidumbre, generó un impacto positivo en los mercados, en tanto en el circuito cambiario informal de la Ciudad de Buenos Aires el dólar blue se desinfló de manera considerable, luego de alcanzar este jueves un máximo histórico de 223 pesos por unidad para la venta.
En su discurso, Fernández destacó que, a diferencia de otros pactos acordados con el Fondo, este entendimiento “no contempla restricciones que posterguen el desarrollo” de la Argentina.
En ese sentido, precisó: “No restringe, no limita ni condiciona los derechos de nuestros jubilados, que recuperamos en el año 2020. No nos obliga a una reforma laboral. Promueve nuestra inversión en obra pública. No nos impone llegar a un déficit cero. No impacta en los servicios públicos, no relega nuestro gasto social y respeta nuestros planes de inversión en ciencia y tecnología”.
El Presidente celebró que el acuerdo permite “acceder a nuevos financiamientos, precisamente porque este acuerdo existe”.
Y agregó: “Este entendimiento prevé sostener la recuperación económica ya iniciada. Prevé que no habrá caída del gasto real y sí un aumento en la inversión de obra pública del gobierno nacional. Tampoco dispone saltos devaluatorios”.Fernández también indicó que “sin el acuerdo, las posibilidades comerciales económicas y de financiación que la nación necesita estarían seriamente limitadas”. E insistió: “Este acuerdo no nos condiciona.Podremos actuar ejerciendo nuestra soberanía y llevar adelante nuestras políticas de crecimiento, desarrollo y justicia social. Es un acuerdo basado en la confianza del mundo en nuestras capacidades”.