El gobierno de Mauricio Macri se encamina, el jueves próximo, a llevarse el compromiso explícito de los 24 gobernadores que podrá aprobar, antes de fin de año, la reforma de la Ley de Responsabilidad Fiscal.
Se trata, junto con la reforma impositiva, laboral, previsional y el debate por el Fondo del Conurbano una de las iniciativas con las que quiere contar el jefe de Estado como parte de las reformas estructurales del país.
El proyecto, que había sido presentado hace un mes y medio, plantea una fuerte reducción del gasto y metas de equilibrio fiscal a futuro en todas las jurisdicciones. “Hemos avanzado mucho en lo que va a ser una suerte de acuerdo fiscal. Ni la Nación, ni las provincias, ni los municipios podemos vivir eternamente de fiado, tenemos que ir de manera gradual hacia el equilibrio de las cuentas públicas”, afirmó ayer Rogelio Frigerio. Y recordó que el Gobierno heredó “uno de los déficits fiscales más altos de la historia”. “Por eso nos hemos fijado un cronograma gradual donde cada año tenemos que demostrar que somos persistentes y responsables en esa reducción del déficit”, apuntó.
En ese marco, el proyecto plantea una baja gradual hasta 2020 bajo parámetros estrictos que deberán cumplir todas las provincias. En primer lugar, se les exige a todas las jurisdicciones que no incrementen el gasto primario y el gasto total en las provincias deficitarias (o con deudas superiores al 15% de los gastos). Otro punto, clave, y que fue motivo de discusión con varios gobernadores del PJ seudofeudales del norte, fue el compromiso de no aumentar la cantidad de cargos en el Estado “al existente al 31 de diciembre de 2017 respecto de la población proyectada de cada jurisdicción”, según el texto del proyecto. En este marco, en otro tramo de la iniciativa se plantea que no se pueda aumentar “el gasto corriente de carácter permanente durante los últimos dos trimestres del año de fin de mandato” para evitar la avalancha de designaciones antes de salir del poder. Este punto fue objetado por varios gobernadores de manera subrepticia. Fue un clásico de la salida del kirchnerismo la incorporación de militantes a la gestión pública en los últimos meses de 2015.
Otro punto es la creación de “fondos anticíclicos fiscales”, que saldrán del superávit que generan las provincias, para situaciones de emergencia. Finalmente, “no aumentar la presión impositiva”, en particular referencia a Ingresos Brutos y Sellos, dos de los gravámenes que Macri les pidió a los gobernadores que bajen.
La estrategia de Frigerio con los gobernadores durante estas semanas se basó en la división del peronismo y, a la vez, el “uno a uno” para convencerlos de avanzar. Con la ayuda del viceministro del Interior, el peronista Sebastián García de Luca, vienen reuniéndose desde hace al menos dos meses anticipando estos proyectos, pero en particular el del pacto fiscal.
De hecho, sólo esta semana el lunes almorzó con un cacique peronista y esa misma tarde recibió a los cinco gobernadores de Cambiemos. El martes hizo lo propio con una ronda de gobernadores peronistas. El mismo día de la reunión con Macri, había desayunado con Juan Manzur (Tucumán) y Juan Schiaretti (Córdoba), dos de los que tallan fuerte entre los peronistas. Tras las rondas de café y medialunas, el ministro del Interior se hizo un rato antes del mediodía para recibir a Lucía Corpacci, la catamarqueña que mostraba dudas.
Hoy en la Casa Rosada afirman que el camino está allanado y que, de no mediar algún conflicto particular, habrá consenso la semana que viene para firmar el acuerdo y enviar el proyecto al Congreso. Esperan, además, que Alicia Kirchner y Alberto Rodríguez Saá no falten.