"Esperaba este fallo", lanzó con un dejo de omnipotencia la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, a horas de haberse conocido el duro fallo de la Corte Suprema de EE.UU. contra la Argentina. Sin embargo, la voracidad del mercado financiero internacional y el silencio sepulcral de los países aliados hicieron recapacitar a la Presidenta que pegó un golpe de timón que generó cierta tranquilidad en la ciclotímica Wall Street. Abandonar la verba explosiva, negociar con los buitres y eludir el default son los ejes que reflejó la conciliadora solicitada del Gobierno en el influyente periódico estadounidense The Wall Street Journal.
Con un extenso texto moderado, la misiva firmada por Presidencia de la Nación realiza un raconto del default del 2001 hasta el 2003, año en que "fueron implementadas medidas para normalizar las relaciones financieras internacionales del país". Sin embargo, surgió del último párrafo en el que subrayaron que esperan "una resolución judicial que promueva condiciones justas y equitativas para resolver esta prolongada disputa".
Siempre dejando en claro la voluntad del Estado argentina de "pagar", el aviso del Gobierno en el diario económico puso en relieve las cancelaciones de las deudas con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a las Inversiones (Ciadi), con el Banco Mundial, y la reciente compensación a Repsol por la expropiación del 51 por ciento de las acciones de YPF y el acuerdo con el Club de París.
Tras destacar que el complejo arreglo en 2005 y 2010 con los tenedores de bonos de la deuda concentró el 92,04 por ciento de los acreedores, la carta recordó el tedioso y adverso recorrido judicial que enfrentó el Estado a los fondos buitre en suelo norteamericano. Puso énfasis en que la resolución del juez Thomas Griesa "empujaría la país a un nuevo default" ya que, según las cláusulas de acuerdo del canje (RUFO), si los fondos perciben el pago, los otros bonistas estarían en su derecho de reclamar un trato igualitario, que reprensentaría un costo de 120 mil millones de dólares.
De resistirse a pagarle a los fondos especulativos, la Argentina no podría afrontar sus compromisos con los bonistas reestructurados ya que Griesa se encargó, por vía judicial, de obstaculizar los medios de pago a través del Banco de Nueva York.
Los tramos más duros contra los fondos buitre hacen referencia a los "millones de dólares en lobby y propaganda para hacerle creer al mundo que la Argentina no paga sus deudas y se rehúsa a negociar". Sobre el final, el Gobierno marcó que no solo la Argentina debería preocuparse sino que todo las economías del planeta: "Este fallo busca empujar a la Argentina a una situación delicada, pero también a cualquier país que decida reestructurar su deuda".
"Sin marco legal que regule el default de un país soberano, este precedente significaría que si se logra el 99,9 por ciento de aceptación de un acuerdo, el 0,1% restante podría invalidar la reestructución", advierte la solicitada.
Chávez, demagogia K y estatismo. Los editoriales y las columnas del The Wall Street Journal sacuden seguido las estructuras de Balcarce 50. Con argumentos rebuscados, el influyente periódico propuso echar a la Argentina del G-20 por la expropiación de YPF, crítico al gobierno por sus métodos "chavistas" para controlar a la prensa y hasta habló de "demagogia y autoritarismo kirchnerista" en referencia a la administración de CFK.