Desde comienzo de año, gran parte de las países del mundo tienen su mirada puesta sobre alguien proveniente de la Argentina, y no se trata del papa Francisco, ni de Lionel Messi, y tampoco del premiado actor Oscar Martínez. La atención apunta sobre el diplomático de carrera y especialista en asuntos nucleares Rafael Grossi, actual embajador argentino en Austria y ex titular del Grupo de Países Proveedores Nucleares, quien es el "candidato natural" -tal como se lo define en foros internacionales- para convertirse en el nuevo director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y así reemplazar al cuestionado diplomático Yukiya Amano. Sin embargo, la 60ª Conferencia General del OIEA terminó este viernes 30 de septiembre y el Gobierno no formalizó ni oficializó la postulación de Grossi para el período 2017-2021, para sorpresa de todos los Estados que en conversaciones informales ya habían anticipado su apoyo a la Argentina.
Si bien la sexagésima reunión ordinaria de la OIEA era considerada la oportunidad por antonomasia para anunciar el lanzamiento formal de la candidatura de Grossi, aún quedan ciertas chances que el Gobierno debería evaluar y analizar.
Fuentes reservadas de Cancillería admitieron a PERFIL que allí hay cierta discrepancia sobre cómo y a quién se debe apoyar por estas fechas. Hay que admitirlo: el destino castigó con dura mano a la Argentina. En fechas casi coincidentes se producen las elecciones para la Secretaría General de Naciones Unidas y para la OIEA, ambas de fuerte impacto para nuestro país. Tal vez la importancia radical de la OEIA pase desapercibida para un vasto sector de la población, pero es de vital relevancia en cuanto al impacto que genera en energía, tecnología, comercio, innovación científica y desarrollo industrial, entre tantas múltiples aplicaciones directas e indirectas. La energía nuclear es una de las pocas políticas de Estado de nuestro país, a la par de la causa Malvinas o de la defensa y promoción de los Derechos Humanos. De momento, la carrera de la ministra de Relaciones Exteriores Susana Malcorra por convertirse en la sucesora de Ban Ki-moon como la Secretaria General de las Naciones Unidas se superpuso en estos meses con la esperada candidatura de Grossi, cuyo "despliegue de campaña" -por así decirlo- aún no se pudo producir debido a que aún no cuenta con el aval oficial.
Desde Cancillería y think tanks vinculados a la política exterior, las mencionadas fuentes señalaron en estricto off the record que la principal causa de demora en la candidatura de Grossi sería el temor de que las postulaciones en simultáneo de dos argentinos pudieran provocar de manera contraproducente la caída de uno o de ambos, en sus respectivos objetivos. No obstante esta precaución podría ser considerada como excesiva, tal como se publicó días atrás en La Nación en donde se señaló el ejemplo de dos brasileños ejerciendo en este preciso momento la jefatura de dos organismos internacionales también dependientes de la ONU: la Organización Mundial de Comercio (OMC) a cargo del brasileño Roberto Azevêdo; y la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), liderada por José Graziano da Silva, también de Brasil.
"No habría luz verde desde la Cancillería argentina", explicó una fuente diplomática desde Viena a este medio. En marzo pasado, Macri dialogó en persona con Grossi y se mostró favorable con su postulación, pero rápidamente el entorno puso paños fríos. Hoy, un gran porcentaje de los 168 Estados miembro de la OIEA esperan la ratificación por parte del Estado argentino. El japonés Amano, que lleva hasta ahora dos períodos consecutivos en el organismo, anunció en las últimas horas su voluntad de lanzarse por un tercer mandato. En 2009 Amano había jurado solemnemente no exceder el límite de una única reelección, pero no hay otro candidato anunciado. O se presenta Grossi o los Estados no van a tener más opción que apoyar nuevamente a alguien denunciado a partir de cables revelados desde Wikileaks por tener una ideología pro-occidental en presunto detrimento de países emergentes en materia nuclear como Irán. También fue criticado por haber supuestamente encubierto información grave sobre el accidente de 2011 ocurrido en la central nuclear de Fukushima. "El prestigio de Rafael es tal que ningún país pensó en postular un candidato. Él era el sucesor natural de Amano", argumentó otra voz diplomática a PERFIL.
En septiembre de 2015, el Gobierno nacional pasado anunció en Viena la postulación de Grossi como el representante no sólo de Argentina, sino de América Latina y del Caribe, regiones de las cuales recibió un apoyo contundente. Ante esta posibilidad, Amano realizó innumerables viajes por los países vecinos, buscando ejercer una fuerte influencia sobre la votación. A este medio llegaron las versiones que su lobby pudo convencer a naciones como Perú y Uruguay, quienes le anticiparon que lo apoyarían. Amano había prometido, entre otras cosas, ayudar a la región a combatir el virus del Zika con "laboratorios de aplicación nuclear".
En los pasillos de Cancillería, el nerviosismo y la tensión sobrevuelan. ¿Continuar con el apoyo a Malcorra cuando restan sólo dos votaciones y todo indica que el portugués António Guterres, favorito de Europa, va a resultar ganador? ¿O aprovechar el ya escaso tiempo que resta hasta diciembre para impulsar de manera definitiva a Grossi? Por lo pronto, el argentino guarda prudente distancia y optó por no realizar declaraciones que pudieran afectar a una causa de importancia global. Un cable de la agencia de noticias Reuters, reproducido por numerosos medios internacionales, ilustró: "Se espera que Amano sea desafiado por el diplomático argentino Rafael Grossi, quien no pudo ser contactado para realizar un comentario".
A su turno en la Conferencia de la OIEA, Grossi (quien entre 2010 y 2013 fue director adjunto del foro) brindó el pasado miércoles un discurso en el que destacó la capacidad nuclear de Argentina así como también la política de no proliferación. "Con la asunción del Presidente Macri se tomó la decisión de crear un Ministerio de Energía y Minería y una Subsecretaría de Energía Nuclear", destacó en su discurso ante cientos de representantes de todo el mundo, a la par que subrayó que nuestro país no sólo tiene capacidad de producción sino también de diseño, muy solicitado en el mundo. Pero la época es propicia tal vez para dar un paso más. Decenas de diputados, senadores, intelectuales, científicos y ex funcionarios hicieron circular una declaración conjunta firmada en donde aportan su apoyo al nombre de Grossi.
El Gobierno actual busca "no repetir los errores del pasado", como pregonan en sus discursos los principales funcionarios. Sería oportuno entonces recordar la oportunidad que en 2009 perdió Argentina, que es líder en materia nuclear en Latinoamérica, al declinar la nominación del embajador Rogelio Pfirter. Dejar las cosas para último momento es en ocasiones un vicio argentino. Técnicamente, la fecha límite formal para la presentación de la candidatura de Grossi es el 31 de diciembre. No obstante, se necesita naturalmente una mínima cantidad de tiempo razonable para presentar esta carta a los demás Estados de la OIEA. Amano comenzó su carrera electoral en enero. Una alta fuente del ministerio de Relaciones Exteriores que optó por no revelar su nombre sintetizó: "Esta conferencia que ya quedó atrás era la gran chance, pero con mucho esfuerzo y mucho compromiso de toda la Cancillería, todos los argentinos podemos recuperar el tiempo y el espacio perdido y refrendar nuestros 66 años de desarrollo nuclear".