Custodiado por hombres de la Prefectura Naval, Alejandro Vandenbroele, el monotributista que esta semana pateó el tablero de la causa Ciccone y se convirtió en arrepentido, llegó ayer a los tribunales de Comodoro Py para convertirse, oficialmente, en “imputado colaborador”, con el aval del juez Ariel Lijo.
La cautela llegó a extremos inéditos: nadie le había avisado a los responsables de la Cámara Federal de Casación cómo llegaría y las medidas de seguridad que debían tomar en el edificio. Fue tal la improvisación que a Vandenbroele quisieron ingresarlo por la alcaidía, a donde llevan a los presos en tránsito. “Ahí yo no entro”, le advirtió el arrepentido a sus custodios. Hubo que buscarle otro camino, según reconstruyó PERFIL.
La anécdota forma parte del nerviosismo que se vivió en Tribunales durante toda la semana, desde que el titular de The Old Fund decidió pasar a las filas del grupo que encabeza Leonardo Fariña, el primer procesado que decidió presentarse como arrepentido en una causa por lavado. En el caso de Vandenbroele, lo protege la nueva Ley del arrepentido para causas de corrupción.
El lunes, Vandenbroele apareció por la fiscalía de Jorge Di Lello para anunciar que quería hablar. El monotributista lo venía meditando desde hacía meses y lo convenció el arresto de Amado Boudou y José María Núñez Carmona, socio y mejor amigo del ex vicepresidente.
El “testaferro de Boudou” se fue de Py con la custodia que le puso el Ministerio de Justicia. Desde la cárcel de Ezeiza, Boudou escuchó la noticia: lo vio en el televisor del que salieron algunas cucarachas la primera vez que lo encendió en el salón comedor de su pabellón, señalaron a PERFIL allegados al ex vice. “No me importa que se arrepienta. No lo conozco”, insistió Boudou.
El miércoles, Vandenbroele volvió en secreto a Tribunales. Plasmada en 25 carillas quedó su versión sobre cómo conoció a Boudou en reuniones sociales, por qué nació The Old Fund y cómo se gestaron los negocios con Formosa que salpican al gobernador Gildo Insfrán. Hubo un dato clave: nombró a los banqueros Raúl Moneta y Jorge Brito como quienes se interesaron por la compra de la quebrada imprenta Ciccone. También explicó por qué guardó silencio hasta ahora. No hubo más filtraciones. Ayer, tras su fallido ingreso a tribunales, Vandenbroele se sentó ante Lijo, quien avaló su rol de arrepentido. Enseguida, el juez decretó el sumario en las tres causas derivadas del affaire Ciccone: la ruta del dinero (con el ex jefe de la AFIP Ricardo Echegaray como imputado), el asesoramiento de la deuda pública de Formosa y el enriquecimiento ilícito de Boudou.
Licencia
Jorge Brito solicitó ayer licencia a los cargos de director y presidente del Banco Macro. “Funda la presente la decisión de preservar a la Entidad de todos los ataques y acusaciones de las que estoy siendo objeto en el orden personal”, dice la carta enviada al vice de la entidad. Brito pide hacer llegar su agradecimiento “por todo el apoyo recibido los últimos 32 años”.