La irrupción de Hugo Marino (53), exiliado venezolano, CEO de SEA Sistemas Electrónicos y asesor comercial de la empresa noruega Kongsberg, fue esta semana la novedad de la primera reunión de la Comisión Bicameral encargada de investigar la desaparición del submarino ARA San Juan. Radicado en Miami desde hace ocho años, propuso lo que hasta el momento no pudieron lograr equipos de avanzada de Estados Unidos y Rusia: encontrar al navío perdido en cien días. Sentado en el bar del Hotel Intercontinental, dialogó con PERFIL.
—¿A qué se dedica su empresa?
—Exploración subacuática, específicamente con sonar. Hacemos estudios de fondo del mar. Realizamos levantamiento cuatrimétrico de fondo, tendidos de cables subacuáticos, tuberías y mapeo de tuberías. También ayudamos a la industria de la construcción haciendo levantamientos de estructuras sumergidas, como represas.
—¿Cuál fue la búsqueda más compleja que hizo?
—Esta sería la primera en nivel de complejidad. La búsqueda del avión de los Roques (Ndr: un avión desaparecido por nueve años en Venezuela), una nave que se buscó por mucho tiempo, y que se hicieron muchas conjeturas al respecto y al final lo encontramos, aunque la topografía era muy complicada. Allí se nos invitó a participar y tras acordar con el gobierno venezolano e italiano, encontramos el avión al segundo día en el fondo del mar. También le entregamos en el 2000 el submarino Kursk a la Armada rusa.
—¿Con qué equipo tecnológico y humano cuenta?
—Contamos con la última tecnología. Tenemos AUV (Autonomous Underwater Vehicle), que es un torpedo que sigue de forma autónoma su misión por unas cuarenta horas. Navega por el fondo del mar y se lo monitorea desde un barco en superficie. Nos envía data en tiempo real por telemetría.
—¿Y de recursos humanos?
—Tengo ocho ingenieros maravillosos, que son los padres de la criatura. Son muchachos que llevan 15 años diseñando, desarrollando y adecuando la maquinaria.
—¿Compran tecnología?
—Diseñamos la tecnología y las desarrolladores. Es Kongsberg el que la fábrica. Las otras empresas tercerizan y compran la tecnología.
—¿Le dieron algún plazo en el gobierno argentino?
—Ni yo lo pedí, lo que sí puedo decir es que teniendo experiencia con otros gobiernos las cosas se han movido muy rápido. El lunes me llamaron para preguntarme sobre la letra chica, eso quiere decir que leyeron la propuesta, que no es para rechazar. Si llegamos a 100 días y no lo he encontrado, habré fallado. Aunque creo que va a ser antes.
—¿En qué se basa?
—Somos ciento por ciento efectivos. Intervenimos en cinco incidentes, entre ellos, el del avión de Air France, desaparecido en 2009, en el océano Atlántico y lo encontramos al primer día. Yo les digo, si está hundido, está ahí. Los submarinos no vuelan.
—¿Por qué decide intervenir en un tema tan sensible?
—Les dije a los familiares: no crean que es fácil venir aquí a darles una esperanza. Vine a Buenos Aires porque quiero indicarles dónde está la luz en el cuarto oscuro.
—¿Tuvo alguna objeción?
—Yo lo hago como mi contribución social. Venir a conocer un familiar es humano al ciento por ciento. No existe otro interés. No tengo que esperar a que Argentina me apruebe el proyecto para seguir apoyando.
—Las principales potencias buscaron al ARA San Juan y no lo encontraron. ¿Por qué lo haría usted?
—No me preguntes porqué ellos no lo encontraron, sino porqué lo voy a encontrar yo. No sé qué equipos trajeron, yo no sé ni con qué lo están buscando.