Lanús es un distrito densamente poblado, junto a La Matanza y Lomas de Zamora, bastión peronista desde siempre… Hasta el domingo pasado. ¿Por qué el peronismo perdió semejante territorio del conurbano bonaerense? Existen infinitas anécdotas sobre el abandono que la población ha sufrido a manos de políticas clientelistas en lo social y corruptas en lo conceptual. Eso va desde la construcción indiscriminada de edificios a pesar de la falta de infraestructura para soportar semejante expansión, así como el ya viejo chiste renovado por el estado de las calles: ¿la OTAN está bombardeando Lanús? Luego, la condición urbana de marginación y pobreza no resiste humorada alguna. Miles de personas confinadas por la inseguridad, más precisamente por el vandalismo en torno al narcotráfico y la sospechosa desidia policial.
El intendente electo, Néstor Grindetti, deberá lidiar con esto y mucho más. Ahora, ¿cómo llegó al voto? Gustavo Álvarez, vecino y dirigente del PRO, dice que no pensaron “únicamente en tener locales partidarios, sabíamos que eso no alcanzaba”. “Tampoco aceptamos a punteros políticos que ofrecían su gente –agrega–. Simplemente fuimos barrio por barrio, hablando con cada vecino, preguntando sobre sus problemas. Visitamos a los sectores más alejados y humildes, donde nos decían que nunca un político había pisado la zona. No regalamos nada, tampoco hicimos promesas. Por lo que pasa, fue sincero. Todo sin caer en los clichés de la vieja política. Hasta nos pedían los carteles para colgarlos en la vía pública, cosa que hicieron”.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
La población dijo basta a una práctica del uso indiscriminado de los recursos del Estado, que derivan en la esclavización del voto y la generación de una casta de punteros como frontera. La derrota es por del daño que han hecho, y la lección: no hace falta ser peronista para comprender al otro.
