La sección "Espía" del diario Perfil sabe lo que dice. Y contó en la edición del domingo un "plan K" que, dada la visita de Juan Schiaretti a la Casa Rosada el próximo viernes, adquiere especial actualidad. El tema permite entender muchas de las declaraciones escuchadas en las últimas semanas, sobre todo de parte del interlocutor elegido para recibir a Schiaretti, un habitual vocero de lo que Néstor no dice en público pero grita en Olivos.
Decía lo siguiente: "El funcionario, hombre del Poder Ejecutivo, estaba pasmado. Salía de una reunión entre pocos, con temario extenso, donde la casualidad puso sobre el tapete el misma tema lateral que 24 horas antes en una charla informal, le había parecido extraño. Pero esta vez el rumor había surgido entre otras paredes y entre colegas. La posible intervención de la provincia de Córdoba es un tema que ya saltó el muro de la quinta de Olivos y suena en diferentes encuentros cerrados".
"Se atribuye a la tozudez de Néstor Kirchner la idea de meter sus narices en una provincia convulsionada sumergida en una profunda crisis, donde Roberto Lavagna ganó con comodidad las últimas elecciones y el pueblo le sigue dando la espalda al Gobierno nacional. Pero como si llevase un balde en la cabeza, el presidente del PJ estaría a la espera del momento justo. Se trataría de un plan estratégico, en principio no para desarrollar en lo inmediato, pero de gran utilidad para guardarlo en la manga, e incluso se habla del titular del Correo Argentino, Eduardo Di Cola, como posible interventor".
"Cristina, cuentan, es más prudente con la idea, sin embargo su marido ya habría tenido algunos contactos con algunos sectores del PJ cordobés con diferente éxito. Algunos apoyarían la idea, siempre y cuando no se produzca en lo inmediato y se haga un trabajo previo que deteriore aún más al gobierno de Juan Schiaretti. Otros no quieren saber nada, pero habrían prometido mirar para otro lado ante una posible intervención", concluye la sección "Espía".
Vale recordar, para cerrar el tema, que Eduardo Di Cola fue uno de los funcionarios que Luis Juez castigó con más dureza cuando denunció que "le habían robado la elección" en Córdoba.