— Se cumplen 5 años del “crack” institucional de la Argentina. Parece que la religión se acercó mucho más a la vida pública de lo que estaba. ¿Por qué?
–GUILLERMO MARCÓ: Aquella crisis se veía venir y se armó un grupo de gente, el Grupo Retiro, donde estábamos con dirigentes de todos los signos políticos y con empresarios. Ahí nació la primera idea de lo que después fue el Plan Jefas y Jefes de Hogar, que era bastante diferente de lo que estamos viviendo ahora. Para mí fue la primera experiencia fuerte de estar con gente que uno veía en los diarios. Pero mi sensación era que todos los que estaban allí tenían tan poca idea como yo de qué hacer con la realidad nacional (se ríe). Es que la Argentina no es sólo un problema de los dirigentes. Somos más bien habitantes, no ciudadanos.
–SERGIO BERGMAN: Nosotros hoy constituimos el Centro de Estudios por una Argentina Ciudadana (CEPAC) con la intención de hacer esta especie de racconto del punto de inflexión de 2001. Queremos ver qué vamos a hacer de aquí en más para no esperar una nueva crisis, porque solemos reaccionar desde la catástrofe. Tenemos que pasar a un sistema ordenado y proactivo, y eso se llama política cívica. Tenemos que reivindicar la palabra política. En el año 2001 era “que se vayan todos”, en el 2006 tenemos que pasar al “que participemos todos”.
– G.M.: Nuestra reflexión debería estar dirigida al actor que nunca se critica que es la gente, porque l a gente dice que se vayan todos, después vota a los mismos y tampoco le da la oportunidad a ninguno nuevo.
—Pero desde la lógica política no se critica a la gente a la que se le piden votos...
–S.B.: Ahí es donde los religiosos y referentes sociales tenemos que intervenir, participar activamente en política de principios.
–G.M.: A mí no me interesa la política partidaria, quiero ser sacerdote, no político. Esto me permite cierta libertad para hacer un análisis de la realidad que no hace aquel que está tratando de dorarle la píldora a la gente.
—2007 es un año electoral donde se va a testear qué significa estar en política tal como lo plantean ustedes.
–S.B.: Yo, como rabino, no estoy restringido para los cargos políticos o electorales. Opositor no quiero ser, yo me dirijo a la sociedad, no voy a ser candidato en la medida en que estamos planteando que falta una transformación cultural para que un sector de la sociedad tenga vocación de hacer política cívica.
–G.M.: Por ejemplo, ahora, el Gobierno prometió que no iba a haber cortes de luz, los empresarios dicen que no hay crisis energética y todos saben que sí la hay. Entonces se empieza a cortar la luz y la gente dice: “¿Cómo? Si nos habían dicho otra cosa...” La gente también quiere creer que no hay problemas, no es tan inocente.
— El caso del obispo Piña parece distinto.
–G.M.: Es muy interesante el papel de los jesuitas en Misiones. Pero yo quisiera que no hubiera otro caso Piña. Me gustaría que fuera la misma gente la que tuviera esa reacción. No hay un laico representativo capaz de lograr lo mismo, en ese sentido la Iglesia tiene que preguntarse qué ha hecho.
—¿Cómo evalúan el efecto Bergoglio en la política?
–G.M.: Se explica por la ausencia de personas fuertes en el plano moral, por ideas claras. Cualquiera que lee y escucha al cardenal se da cuenta de que tiene un pensamiento profundo que no cambia con el tiempo electoral.
–S.B.: En lo que hago hoy, mi referente es Bergoglio. El Tedeum del 25 de mayo es un texto claro desde la filosofía del Evangelio, pero también tiene una praxis concreta en lo cotidiano. Todo el mundo quiere hacerlo político a él porque nadie quiere hacer política con lo que Bergoglio dice.
—Es decir que no tienen plan para 2007...
– S.B.: La consigna es: votá lo mejor que puedas, pero enrolate en la política civil. Recién después de las elecciones empieza nuestro trabajo.
—¿No le preocupa que Kirchner lo tilde de opositor?
–S.B.: No. ¿Tenemos que vivir en un estado de temor? ¿No se puede pensar distinto?
—¿El Gobierno no hizo gestos de distensión hacia los religiosos últimamente?
–S.B.: (Irónico.) Eso se llama “insight” de Misiones.
–G.M.: Pero le dio un cachetazo a la Iglesia, abriendo la vía legal para el aborto y la eutanasia.
—Los políticos se guían por las encuestas...
–S.B.: Eso no es ciudadanía. Acá está pervertido el sistema de representación. Queremos pasar de ganar elecciones o encuestas, a ganar el país.