José Alfredo Martínez de Hoz odiaba al INDEC. Decía, y su frase quedó enmarcada en la memoria de los técnicos más antiguos del Instituto, que las estadísticas del Banco Central eran mucho mejores –“incomparables”, resaltaba– porque estaban hechas con computadora.
En abril de 1977, el ministro de Economía de la dictadura designó en la jefatura del INDEC al economista Juan Cayetano Olivero. Ya habían pasado los tiempos de las asambleas populares de algunos años atrás. En el Instituto se decía que el nuevo jefe llegaba para cerrar el INDEC. Pero Martínez de Hoz no contaba con que Olivero terminaría “ enamorándose” del lugar. “ Respetó mucho nuestro trabajo y lo defendió mucho también”, recuerda una ex directora.
En la entrada del edificio del INDEC una placa de la Asociación de Trabajadores del Estado conmemora a los tres trabajadores desaparecidos del organismo. Uno de ellos fue justamente el primer director del Instituto, Juan Carlos Noriega, que asumió en 1973, fue desplazado en junio de 1976 y fue visto por última vez en septiembre de 1980 mientras pasaba sus vacaciones en Pinamar. Noriega también es recordado por haber hecho entrar al INDEC a muchos estudiantes y graduados de la Juventud Peronista.