Antes de haber sido designado por el Congreso, en noviembre de 2003, al frente de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas (FIA), había sido jefe de la Oficina Anticorrupción (OA). ¿Cuál es la diferencia entre ambos organismos?
—La Fiscalía de Investigaciones Administrativas es un organismo anticorrupción que se crea en 1962. En la época de la dictadura se dicta una ley dándole muchas atribuciones: el fiscal de Investigaciones Administrativas hasta podía allanar domicilios. Después de la reforma de ley del Ministerio Público, a raíz de la reforma constitucional de 1994, se incorpora la FIA al Ministerio Público y se le quitan algunas atribuciones. Hoy es un modelo que no hace tanto hincapié en la cuestión penal, sino en las políticas de Estado, en lo que tiene que ver con las políticas de prevención de la corrupción. La OA está diseñada con la atención centrada en proponer políticas de Estado de prevención de la corrupción. Y un control preventivo, como el de las declaraciones juradas, de los conflictos de intereses. La confusión viene de que a la OA también se le agrega un área de investigaciones, que es la que yo dirigía desde 2000, porque el gobierno de la Alianza había prometido una lucha intensa contra la corrupción, y el que estaba a cargo de la FIA, Jorge Pinzón, lo había puesto el menemismo para que la Fiscalía estuviera dormitando…
—No más asados que expedientes.
—Claro: su obra más perdurable es la parrilla en la terraza. La idea es que la OA dictamine diciendo a los funcionarios qué es lo que no pueden hacer, pero también que promueva leyes nuevas, que tenga protagonismo en lo que tiene que ver con la prevención. Trabajó muchos proyectos, que luego no fueron adoptados por el Congreso.
—Y la FIA actuaría a posteriori, cuando ya se comete un delito, y pasa a investigarlo.
—Claro. Al ser una Fiscalía centrada en lo penal, está ubicada en un órgano que es otro poder: el Ministerio Público. En cambio, la OA, como apunta a lo que es político, o sea que las reformas políticas las lleva a cabo, las tiene que desenvolver e impulsar el órgano del Estado más…
—Un poder ejecutivo…
—Un poder ejecutivo, como su nombre lo indica. Entonces, hay diferencias en cuanto al molde de lo que debe ser la lucha contra la corrupción en uno o en otro caso, que repercute también en la ubicación institucional. Eso después genera una serie de consecuencias, como que el fiscal de Investigaciones Administrativas tiene la estabilidad y los mecanismos que aseguran la independencia, que los responsables de la OA no tienen, porque dependen del Poder Ejecutivo.
—¿Por qué cree que el Procurador General, de quien dependía, recortó sus funciones en noviembre último y no antes?
—Creo que hay dos razones, o varias: depende del número de causas. Una es que el trabajo empieza a producir efectos tiempo después, y mi trabajo entiendo que empezó a ser notado a partir del tercer año de mi gestión.
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