El clima que se vive en la Cámara de Casación Penal es espeso. Su presidente, Gustavo Hornos, tiene dos pedidos de renuncia por escrito por parte de sus colegas Alejandro Slokar y Ángela Ledesma; y otro de los jueces, Juan Carlos Gemignani, protagonizó un incidente con ribetes escandalosos el Día de la Mujer.
Escribió un mensaje misógino en el chat que tienen los jueces y dijo que fue malinterpretado. Eso fue el 8 de marzo de este 2021. Veintiún días después “Gemignani salió del grupo”. Se fue. Si bien Whatsapp es de algún modo un canal de comunicación informal, los camaristas tienen al menos dos grupos que usan con frecuencia para comunicar cosas de carácter institucional. Esto es así desde que empezó la pandemia y el trabajo remoto se volvió la regla.
Por lo que esta vía de comunicación se adoptó casi como una oficial. El juez, al irse del grupo, para algunos de sus pares, abandona parte de su trabajo. Sin embargo, más allá de esta situación, lo que derivó en su salida fue aquel chat, que decía lo siguiente: “Feliz día para todas!!! Especialmente para las delincuentes!!! Solo se alcanzará la igualdad cuando se les reconozca el derecho a delinquir! Y también entonces sean pertinentemente penadas!!! Mientras tanto poniéndolas en evidencia!!! Gran abrazo!!!! Hasta que la igualdad nos es solo relato!!!”. El texto está tomado textual con errores incluidos. A él pudo acceder PERFIL de primera mano.
Por ese chat, Ledesma y Slokar le pidieron a Hornos una certificación de ese mensaje, algo así como dejar sentado ante escribano que se trata de una comunicación que en efecto escribió Gemignani.
En la pandemia,
ese grupo de
Whatsapp se
adoptó casi como
un canal oficial
Lo mismo pidió el Consejo de la Magistratura y el Ministerio de la Mujer. Pasó un mes, sin embargo, ese chat no solo no fue certificado. Hornos le hizo saber por escrito a Elizabeth Gómez Alcorta, que no había en trámite ninguna acción en el sentido de certificar el chat.
Gemignani tiene un antecedente más ruidoso en los tribunales, cuando ordenó la detención de una secretaria por “desobedecer” una orden. Gemignani le había pedido que haga un inventario de unas cajas que estaban en una sala. Ella contestó que quería consultar a sus pares antes. Él la dejó incomunicada por varias horas en la alcaldía de Tribunales. Ella, María Expucci, presentó una denuncia en su contra por privación ilegal de la libertad agravada. Fue sancionado con una quita del 35% de su salario por el Consejo de la Magistratura.
Pero la tensión en Casación también tiene origen en el cambio de gobierno. Varias de las causas contra Cristina Kirchner pasaron o pasarán por el máximo tribunal penal. Hornos fue denunciado por quien hoy es ministro de Justicia, Martín Soria, por aparecer en registros oficiales visitando a Mauricio Macri en la Rosada.
El portal El Destape publicó registros de visitas de otro camarista, Mariano Borinky, a Olivos. Él dijo que no fueron tantas visitas, que se produjeron en el marco de la elaboración del nuevo Código Procesal Penal y que en algunos casos fue a jugar paddel o tenis.
Más allá de que hay quienes sostienen que esa cercanía (y la coincidencia con fallos adversos para la actual vice) sería motivo de jury, en el fondo lo que provoca –y así lo sostiene el kirchnerismo– la difusión de esos datos es la eventual nulidad de lo actuado por estos jueces.