POLITICA

Hubris, el mal de quienes se emborrachan con el poder

Por <strong>Bárbara Celis</strong> desde Londres | En un encuentro médico en Londres, los especialistas abordaron el síndrome de los líderes políticos del mundo.

| Cedoc

Londres. Exclusivo para Perfil.com

"El poder es dulce, es como una droga y el hábito incrementa su deseo. El poder intoxica". Con estas palabras definió el filósofo Bertrand Russell el poder y precisamente sobre esa intoxicación que sufren quienes a menudo ejercen como líderes políticos y económicos se habló el pasado lunes en la Royal Society of Medicine de Londres durante una serie de ponencias reunidas bajo el título Leadership: Stress and Hubris (Liderazgo: estrés y hubris).

La idea era explorar cómo y por qué quienes llegan a posiciones de poder a menudo sufren de lo que los griegos definieron como 'síndrome de Hubris', algo que sir Lord David Owen, ex ministro de salud y de exteriores británico, autor del libro 'El síndrome de Hubris. Bush, Blair y las intoxicaciones del poder" e invitado estrella a las jornadas definió como "un estado mental, un cambio en la personalidad de la gente que ejerce el poder pero que no puede considerarse exactamente como una enfermedad". Se caracteriza por un exceso de confianza en su capacidad de decisión, su rechazo a las críticas, su desconexión con la realidad y su propensión a ver el mundo como un lugar en el que ellos dejarán huella.

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Tal como se mostrará más en profundidad en la edición del Diario Perfil de este sábado, a lo largo de todo el día se desgranaron las diferentes razones y consecuencias biológicas, neurológicas, sociales y laborales que provoca el comportamiento de los que padecen este síndrome tanto en ellos como en su entorno. La jornada arrancó con el análisis autocrítico del economista del Banco de Inglaterra Andy Haldane, quien hizo un extenso mea culpa de los comportamientos hubrísticos que sufren quienes toman decisiones dentro de instituciones como en la que él trabaja. El análisis de cómo el estrés provoca cambios biológicos en el ser humano que a su vez afectan a su capacidad de decisión fue analizado por John Coates, un ex trader que hoy es uno de los grandes investigadores en el campo que conecta la neurociencia y las finanzas. "Cuanto más narcisista y egocéntrico, más capacitado se te considera para dirigir una empresa". Esta fue una de las polémicas conclusiones de otro ponente, Adrian Furnham, quien analizó los rasgos de comportamiento hubrísticos comunes a los CEO's.

Una de las sesiones más apasionantes la protagonizaron tres periodistas, Jon Snow de Channel 4, Stefan Stern del Financial Times y Polly Toynbee, del Guardian. Además de hacer un anecdotario de sus encuentros con líderes políticos afectados por hubris - el nombre de los ex primeros ministros británicos Tony Blair y Margaret Thatcher se repitió a menudo durante la sesión- también realizaron su propia autocrítica respecto a la debilidad que siente la prensa por todo político o empresario con aires de grandeza. "Son personajes que nos dan mucho jugo y ante los que a veces nos mostramos demasiado permisivos" reconoció Snow. 

Por último tomó la palabra sir Lord Owen, quizás quien más ha hecho por poner sobre el mapa la problemática inherente a este síndrome en el ámbito del gobierno y quien anunció una propuesta de ley para reducir a dos mandatos de cuatro años tanto el cargo de primer ministro como el de diputado en el Reino Unido. "Sería una forma de minimizar los efectos del síndrome de Hubris, del que por lo general pueden recuperarse sin problemas quienes renuncian o se retiran del poder, como en el caso de George W. Bush, de quien sus propios amigos dicen que vuelve a ser el hombre que era antes de llegar a la Casa Blanca".