Desde Perón y su querido Racing Club, pasando por la última dictadura militar y la cercanía del almirante Lacoste con River Plate, hasta esta versión edulcorada (en comparación con alguna de las mencionadas) de la colaboración de Alberto Fernández hacia su amado Argentinos, mucha agua corrió bajo el puente.
Dicho esto, un par de preguntas. ¿Es correcto que el jefe de Gabinete interceda para dejar de lado cuestiones de seguridad y que se habilite el estadio de su equipo?
¿Es correcto que la figura del jefe de Gabinete sobrevuele la cesión, por parte de un gobernante aliado, de terrenos públicos para su club?
¿Es correcto que, como dicen en la Legislatura porteña, se haya agitado el nombre del jefe de Gabinete para que un grupo de barras de su equipo haya podido viajar al Mundial de Alemania?
En nuestro continuo descenso de valores como individuos y como sociedad, algunas actitudes fuera de la ley pasaron a ser inmorales y muchas faltas éticas se transformaron en meras travesuras.
Mirar para otro lado o aceptar con resignación y silencio que ésta es la realidad que nos toca vivir es la garantía de que todo puede cambiar, para peor.