Apenas se apagaron los reflectores del set de “6, 7, 8”, el ministro del Interior supo que había hablado de más. Impactado por el eco de sus propias palabras condenatorias del rol de Tato Bores durante la dictadura, Florencio Randazzo les aclaró a quienes lo rodeaban que rescataba “el talento y la obra humorística del cómico”.
Cerca del ministro del Interior aseguran que Randazzo no estaba al tanto de que ese día le iban a preguntar sobre Tato Bores. Había ido a “6, 7, 8” para hablar del cruce que había tenido con los periodistas Mariano Obarrio (del diario La Nación) y Guido Braslavsky (Clarín) en una conferencia de prensa, y sobre el resultado de las primarias. Dicen que lo tomó por sorpresa que le pidieran su opinión sobre Tato y los '70, que no tenía un discurso preparado, pero que dijo lo que pensaba. Ese día, la única orden que había recibido era que tenía que ir “con todo” contra Clarín y La Nación.
Pero también, aclaran sus voceros, cree que se debe revisar el pasado de los artistas y la sociedad civil en la dictadura. Esta última aclaración, sumada a otras denuncias de colaboracionismo “procesista” contra figuras de la farándula, señala una nueva etapa, más frívola y ridícula en su retórica, de manipulación de la historia nacional para justificar la obsesión oficialista por controlar todo el presente.
A diferencia del show mediático que se disparó con el juicio televisivo sumarísimo contra Graciela Alfano por los viejos rumores –hasta ahora no verificados– de un romance con el almirante Emilio Massera, en el caso de Tato aparecen defensores incómodos para el relato maniqueo gubernamental.
¿Quién será el próximo “ajusticiado” por su pasado incorrecto? El Capitán Piluso de Alberto Olmedo, “El Contra” de Juan Carlos Calabró y el chispeante “Palito” de Ramón Ortega dan con el perfil de sospechosos. Carlitos Balá ya tuvo que defenderse como pudo del fastidio de los panelistas de “6, 7, 8” por el Martín Fierro a la trayectoria que le otorgó APTRA. Y a Gerardo Sofovich lo blindaron en estos días los legisladores porteños, nombrándolo “personalidad destacada de la cultura” (en el PRO niegan que el acto tenga relación con el clima de farandulización de la memoria histórica.)
La nota completa, en la última edición de la Revista Noticias.