Un inesperado “cortocircuito” entre el ministro de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, y el influyente secretario de Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos "Chino" Zannini, habría sido el principal motivo de la elaboración del proyecto de reforma judicial que anunció el pasado 1º de marzo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ante la Asamblea Legislativa. Sin embargo, un borrador ya estaría listo para la firma de la mandataria.
Zaffaroni está en contra de “la forma con la que se propone” la elección de los jueces que integran el Consejo de la Magistratura. Zannini no. Además, el ministro de la Corte quiere una reforma más profunda en el Consejo, contó una fuente que forma parte del engranaje judicial K.
Para Zaffaroni la reforma judicial se puede dar “dentro del marco constitucional vigente y en un término más o menos breve”. Zannini plantea una nueva distribución de competencias territoriales, para lo que habría que modificar el mapa judicial.
La iniciativa había sido objeto de disputa entre ambos incluso antes del discurso que dio la Presidenta en el Congreso. Las diferencias “de criterio” habían sido planteadas durante un encuentro en el participaron el ministro de Justicia, Julio Alak; el secretario de Justicia e integrante de La Cámpora, Julián Alvarez; el juez de la Cámara Federal de Casación Penal, Alejandro Slokar; Zaffaroni, entre otros funcionarios judiciales del grupo denominado Justicia Legítima, e integrantes de los “equipos técnicos” que comanda Zannini.
Discrepancias. “No conocemos todos los puntos, lo que se plantea es bueno. Pero la diferencia radica en que Zaffaroni quiere el bronce, quiere ser el ideólogo de esa reforma. Zannini es abogado pero no tiene una trayectoria como constitucionalista ni es un académico del derecho, quiere resultados políticos en el corto plazo. Son dos visiones
diferentes”, asegura un conocedor del proyecto.
La base de la reforma que propone el Gobierno está “contenida” en el libro de Zaffaroni Estructuras judiciales. Pero “es una visión aggiornada y oportunista”, opinó una fuente que observó algunos puntos del anteproyecto que fue visto por unos pocos miembros de Justicia Legítima.
Otro paquete “tiene que ver con la conformación de tribunales intermedios –como las cámaras de Casación propuestas por Cristina–. Eso va a alivianar las tareas de la Corte”. Pero hasta en ese punto hay discusiones, ya que entre los cerebros de la reforma hay quienes creen conveniente “ampliar la participación de la Corte”. “No se puede mantener una Corte con cinco miembros. Hay que discutir ampliar a más de siete ministros. Tienen que resolver demasiadas causas por año. Para eso tampoco hay que tocar la Constitución, la ley es la que definen los integrantes.”
La influencia de Zannini en el Poder Judicial molestaría a algunos jueces y fiscales. “Te llama por teléfono sin problemas”, reconoció un juez que pidió reserva de su nombre. Otro funcionario de alto rango, acostumbrado a codearse con operadores judiciales, pierde toda sutileza: “Al Chino ahora se le da por operar en beneficio propio en causas de otros funcionarios”.