Un día después del anuncio del paro de cuatro días que dispusieron las entidades agropecuarias, Alberto Fernández dejó trascender su enojo con el sector. Primero, la reacción oficial fue no escalar discursivamente en la pelea (en Casa Rosada se despegaron de los dichos de Oscar Parrilli y Juan Grabois) y a la vez no dar marcha atrás con el aumento de 3% en las retenciones a la soja.
El Presidente apuntó a la reacción del campo como desmedida y cerca del primer mandatario lo calificaron como “un paro político” en el que están detrás “sectores del PRO”.
“La presencia en Expoagro de Alberto, del jefe de Gabinete o de ministros de primera línea era una de las posibilidades, pero con esta medida todo quedó sepultado”, graficó un funcionario con despacho en el primer piso de la Casa Rosada. Es que el paro de los ruralistas casi coincide con la principal muestra agroindustrial de la región, que se realizará en San Nicolás entre el martes y el viernes próximos, un día después de que arranque la suspensión en la comercialización de granos y hacienda.
Aunque no lo plantean a viva voz, en el Gobierno arremetieron contra los dirigentes de las cuatro entidades agropecuarias. El miércoles, Alberto dijo ante empresarios que el campo había aceptado la suba de retenciones, algo que rápidamente salieron a desmentir desde la Sociedad Rural y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Desde la Federación Agraria habían señalado que no había medida de fuerza en carpeta. Aunque entre los dirigentes ruralistas había discrepancias, se terminó imponiendo el paro, algo que exasperó a gran parte del Ejecutivo.
Como ejemplo, en Casa Rosada mencionaron a Coninagro, de la que forma parte Sancor, que al igual que otras cooperativas agrícolas solicitaron la ayuda estatal para seguir operando. También argumentan desde el Ejecutivo que un amplio sector del campo se beneficia del congelamiento de los combustibles que dispuso Fernández y de las líneas de crédito a baja tasa que negociaron con los bancos públicos y también privados. “La semana que viene van a hacer cola para pedir créditos del Nación en Expoagro, mientras se quejan de las retenciones”, graficó otro funcionario.
También desde el Gobierno rechazaron el argumento de que estos tres puntos extra de retenciones para las grandes plantaciones de soja, que representan 500 millones de dólares al mes, tengan fines recaudatarios, ya que, argumentan, vuelve en mejoras para las economías regionales y se dispuso una baja de impuestos.
Entre los apuntados por el oficialismo están “sectores del PRO”, e hicieron foco en el ex ministro de Agricultura Luis Etchevehere, quien ayer planteó que el Gobierno busca en el campo un “enemigo”. Y le contestó al senador Oscar Parrilli, quien había dicho que en su espacio están “orgullosos de que los ruralistas sean los primeros que los ataquen”.
“Algunos están orgullosos de pelear contra el campo, en cambio los productores de todo un país están dolidos y muy preocupados por haber sido elegidos como blanco una vez más. Si esto no es una revancha... se parece bastante!”, tuiteó Etchevehere.
Fue el primer cruce de lo que Alberto pidió apaciguar.