Tras haber sido reelecto, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, tendrá una serie de batallas abiertas en los próximos cuatro años de gestión. Una de ellas será la judicial, lo que supone desde el traspaso de competencias penales que aún tiene la Nación pasando por la gestión y modernización del Poder Judicial hasta la relación con Comodoro Py y el fuero Contencioso Administrativo porteño.
En ese marco, en los papeles el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, es quien tiene a su cargo el área de Justicia, pero en el día a día está en manos de Marcelo D’Alessandro, el secretario de Seguridad y Justicia. El Colorado delegó en D’Alessandro, de larga trayectoria en la justicia federal, en la articulación tanto de la Policía de la Ciudad con los fiscales y jueces como en el diálogo con los principales actores judiciales de todo tipo. De Comodoro Py a otros fueros.
En la semana, por casualidad, Santilli cambió un cálido saludo con Marcela Losardo, la posible ministra de Justicia de Alberto Fernández. Pero no es el único nexo albertista: es amigo del ex legislador porteño Juan Manuel Olmos, uno de los estrategas en las sombras más importantes del PJ. Eran parte de la “mesa política” que manejó la Legislatura los primeros años del PRO en el Gobierno porteño.
Otro de los que mantienen un asiduo vínculo personal con Larreta –de hecho viven a pocas cuadras de distancia– es Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, el abogado del presidente Mauricio Macri en las causas civiles e integrante de la mesa jurídica. Pepín fue clave para destrabar el conflicto con el negocio del juego y para el diálogo con jueces y fiscales en lo Contencioso Administrativo, entre otras cuestiones. Suele encargarle misiones particulares.
Por su parte, al “pack judicial” larretista se sumó el flamante fiscal general de la Ciudad, Juan Bautista Mahiques, quien asumió dos días después de las elecciones. Fue una fiesta del Poder Judicial. Ocupó el cargo de consejero como representante del Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura como viceministro de Justicia nacional. El acta la firmó su padre, presidente de la Cámara de Casación Penal, Carlos “Coco” Mahíques, el primer ministro de Justicia de de María Eugenia Vidal hasta mitad de 2016. Pragmático, Mahiques logró hacer equilibrio entre la mesa judicial macrista y Daniel “Tano” Angelici, el amigo del Presidente.
Por su parte, al lote se puede añadir al ministro de Justicia bonaerense, Gustavo Ferrari, quien acordó ayer, en un desayuno a solas con Larreta, que colaborará en temas de gestión judicial, modernización y con reuniones periódicas para trabajar en una visión sobre el sistema, pero no ocupará un cargo en la estructura estatal. El jefe comunal quería sumarlo. “Va a ser una fuente de consulta externa en distintos temas para el jefe de Gobierno”, explicaron en el entorno de Ferrari. Todo bajo el aval de Vidal, con quien seguirá trabajando después del 10 de diciembre.
A este grupo hay que sumar también a Mariano Mendilaharzu, el abogado personal del jefe comunal porteño y quien da su punto de vista con bajísimo perfil pero con una fuerte influencia.