El exabrupto de José Mujica sobre los Kirchner es la última perla de un collar de fricciones entre la Argentina y Uruguay en los últimos años. Los roces comenzaron durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez, cuando ambos mandatarios mostraron posturas enfrentadas ante la instalación de la papelera Botnia y los piquetes en el puente binacional de Gualeguaychú.
La situación se agravó por las frecuentes quejas de funcionarios uruguayos –incluidos el vicepresidente Danilo Astori, la primera dama Lucía Topolansky y el propio Mujica– por las restricciones a las importaciones aplicadas por el Gobierno argentino que complican cada vez más la integración comercial en el Mercosur y afectan especialmente a Uruguay, cuyas exportaciones tienen como tercer destino a la Argentina.
Los controles para la compra de dólares también impactaron en el país vecino, donde el turismo y las inversiones inmobiliarias argentinas tienen un relevante peso económico.
En julio de 2012, las Cancillerías de ambas naciones cruzaron filosos dardos por el dragado del canal Martín García, que debía resolverse en forma conjunta en el marco de la Comisión Administradora del Río Uruguay.
Y la tensión se elevó aún más por la negativa de la Argentina a participar en la construcción de una planta regasificadora en el Río de la Plata.
Excepto Botnia, casi todos los conflictos se generaron durante el gobierno de Cristina Kirchner. Tal vez por eso Mujica cree que Néstor Kirchner “era más político” y la actual primera mandataria, más “terca”.