POLITICA
Dudas por la cadena de custodia

Las muestras de sangre son el eje del misterio del caso de “Chicha”

Las llevó la supuesta nieta recuperada en micro. En Córdoba, no pueden contactar a la bioquímica que gestionó el estudio privado.

Pionera. “Chicha” Mariani es una de las fundadoras de Abuelas.
| Cedoc

Desde Córdoba

La tranquila ciudad de Marcos Juárez, al sur de la provincia de Córdoba, aún no sale de su asombro por todo lo vivido en torno al caso de María Elena Wehrli, la joven que lucha por encontrar su identidad y que por poco más de 24 horas se convirtió en Clara Anahí, la nieta de María Isabel Chorobik de Mariani, “Chicha”, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo.

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El tema eclosionó el pasado 24 de diciembre cuando medios de todo el país se hicieron eco de la noticia que aseguraba que “Mari”, como llaman en Marcos Juárez a esta joven que solía trabajar de moza en el tradicional “Viejo Bar”, recuperaba su identidad y se convertía en Clara Anahí, hija de Daniel Mariani y Diana Teruggi, quien, con apenas tres meses de edad, fue secuestrada de su casa de La Plata. Sin embargo, en poco tiempo todo se desmoronó. Juan Martín Ramos Padilla, estrecho colaborador y biógrafo de Mariani, emitió un comunicado aclarando que el Banco Nacional de Datos Genéticos descartaba que la joven sea efectivamente Clara Anahí.

“Hubo un error comunicacional. Se anunció a Chicha y a la sociedad algo que no debió ser comunicado”, explicó Padilla a PERFIL. “Había un informe incompleto, hecho en un laboratorio privado, el cual no tuvo cadena de custodia que certifica de quién es la sangre que se analiza” remarcó. “Yo me enteré por los medios de la noticia. Cuando llegué a la casa de Chicha me di cuenta que no existían elementos para decir esto”, completó.

El estudio realizado en el Centro Integral de Genética Aplicada de Córdoba (CIGA), no era el primero hecho por María Elena. Acompañada por el abogado Roberto Bottacín, un ferviente defensor del Frente para la Victoria a quien conoció en una marcha por los derechos humanos, se contactó con la agrupación Abuelas de Plaza de Mayo y se sometió al primer ADN. El BNDG chequeó su muestra genética con las depositadas en el laboratorio. El resultado negativo se conoció en junio; sin embargo, María Elena decidió acudir a un laboratorio privado.

En Marcos Juárez tomó contacto con Graciela Formica, bioquímica, prima del intendente de la ciudad, Pedro Dellarossa (la madre de éste es Formica), uno de los funcionarios más identificados con el PRO de la provincia. Formica la acercó al laboratorio CIGA, quienes le enviaron en un kit de telgopor los tubos para tomar la sangre y material para lacrar el paquete.

La joven viajó a La Plata y a partir de allí todo se torna difuso. Wehrli recibió la muestra de su abuela, sumó la de ella, y en colectivo retornó a Marcos Juárez. La sangre no tenía cadena de custodia, ni nada que se le parezca. Esas muestras llegaron a manos de Formica, quien las envió a Córdoba para su análisis, el cual arrojó un resultado de 99,99% de compatibilidad.

En Marcos Juárez se sospecha que algo pasó en todo ese trayecto. Ninguna de las protagonistas de esta parte de la historia habla. Formica parece haber cambiado todos sus teléfonos de contacto, o al menos los inhabilitó para recibir llamadas. En Marcos Juárez no saben de su paradero y su ausencia es un misterio. María Elena por su parte tampoco quiere atender a nadie y bloquea cualquier comunicación que entre en su celular. Apenas un mensaje en su perfil de whatsapp parece explicar lo que siente en este momento: “Nada como una decepción para que abras tus ojos y cierres tu corazón”.