Desde Río Gallegos
Mientras la Administración Nacional de Ingresos Públicos (AFIP) montaba en 2008 una operación sin precedentes para evitar que un grupo de sabuesos de la DGI investigara a Lázaro Báez por evadir 500 millones de pesos, Virginia María García era periodista. Trabajaba en la Casa de la provincia de Santa Cruz, con sede en Buenos Aires. Su hermana, Rocío, ya era la novia oficial de Máximo Kirchner, el hijo presidencial.
La operación, que PERFIL detalló en su edición de ayer, se llevó adelante. Altos jefes del fisco fueron desplazados de sus cargos por haber intentado avanzar con una causa contra el empresario K, quien facturó a empresas fantasma para evadir impuestos y quedó bajo sospecha de haber intentado blanquear dinero de presuntas coimas para acceder a la obra pública. Como parte de la operatoria, el Gobierno resolvió que la jurisdicción de Río Gallegos debía quedar bajo un comisario político de los Kirchner para evitar que algo similar volviera a pasar. Le quitó, entonces, potestad a la Regional Comodoro Rivadavia, Chubut, para investigar delitos fiscales en Santa Cruz y creó en 2009 y por decreto la Regional Río Gallegos.
En 2010, Virginia García ya era abogada, trabajaba hacía cuatro meses en la AFIP y fue nombrada por el titular del organismo, Ricardo Echegaray, al mando de la Regional Río Gallegos, donde hoy debe investigar a Lázaro Báez, otra vez en la mira por presunto lavado y evasión. Mientras, Báez mudó los domicilios fiscales de su empresa investigada, Gotti, a Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Así, quedó bajo el “paraguas” de la Regional Sur bonaerense de la AFIP, al mando de Andrés Vázquez, un funcionario investigado en la Justicia por los mismos delitos que se imputan a Báez y relacionado con la SIDE.
Hoy, su hermana Rocío espera el nacimiento de su primer hijo y nieto presidencial, Virginia vive en Gallegos y es la voz cantante de La Cámpora. Delegada explícita de su cuñado Máximo, es la encargada de “bajar línea” a los dirigente de la agrupación en las reuniones de los jueves en la unidad básica. Es el principal ariete contra el gobernador Daniel Peralta, enfrentado ahora al Gobierno nacional. Tiene 35 años y es considerada la más bella de las hermanas García.
Su padre era Héctor Marcelino “Chicho” García, gobernador interino de Santa Cruz, encargado de entregarle el mando a Néstor Kirchner en diciembre de 1991, en plena crisis institucional en la provincia. Nunca fue un aliado, más bien un enemigo íntimo del peronismo local. Chicho, de extracción justicialista ortodoxa, estaba casado con Marta Arana.
Tuvieron cuatro hijas. El matrimonio y los Kirchner se detestaban, según reconstruyen dirigentes y periodistas de Santa Cruz.
Pero las hijas de Chicho tomaron otro camino. Rocío es la novia de Máximo y Virginia, además de ser la comandante de La Cámpora en Río Gallegos, tiene un puesto clave para la conservación del poder K. Clave para el Gobierno. Clave para los santacruceños y clave para Lázaro Báez y todos aquellos empresarios que hagan negocios en Santa Cruz.
También clave para la Presidenta. “Junto con (Osvaldo) San Felice –socio de Kirchner y Máximo en la inmobiliaria–, Lázaro es uno de los pocos que todavía comparte la mesa con Cristina”, contó uno de los hombres que mejor lo conoce. El Gobierno sostiene que la creación de la Regional Río Gallegos no tuvo que ver con evitar investigar a Báez, sino con “afianzar la presencia institucional, mejorar el control y el servicio brindado a los contribuyentes”.