Un exfuncionario echado por presunta corrupción consiguió trabajo. El problema es que no lo encontró en otra parte, sino que volvió al mismo gobierno que lo había expulsado. Se trata de Benigno Alberto Vélez, el hombre que este año fue eyectado del Banco Central de la República Argentina (BCRA) por impulsar el sospechoso negocio de impresión de billetes en el caso Ciccone.
No es la primera vez que la Casa Rosada busca empleo para un ex integrante desplazado, pero este caso es más controvertido por las tareas que le adjudicaron. Primero fue asignado a Nación Servicios, la empresa estatal que maneja el dinero de la tarjeta SUBE. Y ahora ocupa una oficina en la Sindicatura General de la Nación (Sigen), el organismo de control que debe detectar –precisamente– episodios de corrupción.
La Sigen es dirigida por Daniel Reposo, el frustrado candidato a procurador general de la Nación, que responde al vicepresidente Amado Boudou, principal involucrado en el affaire Ciccone. Benigno Vélez tiene 49 años, es licenciado en Economía y un amigo histórico del vice, a quien llevó a trabajar a la Anses, lugar que lo catapultó a la política grande. Ese enorme favor después le fue retribuido: lo designaron secretario de Legal y Técnica del Ministerio de Economía, y en febrero de 2010 Amado lo recomendó como gerente general del BCRA.
Allí se mantuvo firme hasta febrero de este año, cuando los medios revelaron los detalles del negocio que el ex ministro había facilitado a la imprenta Ciccone. Benigno habría cumplido un papel fundamental porque era el encargado de autorizar todos los asuntos relacionados con la emisión de moneda. El viernes 17 de febrero, a pocos días del estallido del caso, presentó su renuncia.
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