La suerte está echada en materia de inflación para el actual gobierno y para el ministro y candidato del oficialismo, Sergio Massa.
Al Presidente le quedará el mote de haber conducido uno de los mandatos con mayor suba de precios (fábrica de más pobres, dolorosamente y en especial de niños pobres) de la historia económica nacional. Al titular del Palacio de Hacienda, le tocará “entregar” el mando de una economía (aunque eventualmente fuera a su propio equipo si resultara electo en las urnas) con variables claves en estado de ebullición.
◆ Inflación: una desaceleración en la que coinciden las consultoras privadas para junio que tendrá un piso mensual al que ni siquiera llegan algunos países limítrofes en un año. La contracara es mejorar el poder adquisitivo en los bolsillos y por eso el empeño de Massa en apuntalar los salarios, por ejemplo con los cambios en el Impuesto a las Ganancias en las escalas del monotributo.
Sacar a la mitad de los niños de la pobreza costará muchísimo más que dos DNU e implicará políticas de Estado de consenso en las que ningún partido político parece, al menos hasta hoy, estar trabajando a fondo y de manera consensuada con los que piensan diferente.
◆ Crecimiento: para incorporar a los cerca de un millón de personas que confiesan estar buscando trabajo, la economía debería crecer 3,5% por año. Una meta muy lejana actualmente, por eso el desafío será sostener la suba del PBI y en ese sentido Vaca Muerta (donde sí hubo política de Estado y consensos) y el proceso del gasoducto Néstor Kirchner tendrán protagonismo para generar exportaciones, divisas y empleo. Sería bueno evitar contaminarlo con relato.