Si todo fallara y los tres anillos de seguridad al mando de las fuerzas federales colapsaran. Si la vida de los líderes del G20 estuviera en riesgo, el Gobierno tiene preparada una última línea “secreta” de defensa para rescatar a los mandatarios: las llamadas Fuerzas de Despliegue Rápido (FDR) del Ejército. Sus 500 hombres estarán acuartelados en Campo de Mayo hasta que culmine la cumbre, listos para posicionar un cordón de hasta 200 comandos en Costa Salguero en apenas diez minutos de vuelo.
Serían la respuesta extrema a una situación de emergencia que las unidades antiterrorismo de la Policía Federal, Prefectura y Gendarmería no pudieran contener. Y si bien operan bajo la órbita del Ministerio de Defensa, en el esquema de protección de la Cumbre de Líderes figuran a disposición del Ministerio de Seguridad que coordina el escudo en torno al llamado Venue –punto de encuentro de los mandatarios–, si se disparara la alerta de socorro y hubiera que evacuar a los líderes del G20 por vía aérea.
Evasión. En el Plan de Seguridad de la Cumbre de Líderes figuran seis rutas de escape por vía terrestre hacia seis “puntos seguros”. Estos son el predio del Cuerpo de la Policía Montada, en Palermo; la Base Aérea Militar y la Terminal Sur del Aeroparque Metropolitano, en las adyacencias de Costa Salguero; los cuarteles de la Prefectura Naval Argentina; el Edificio Centinela de Gendarmería, y la Terminal de Cruceros Quinquela Martín. También desde la Dársena E se podría alcanzar este último punto de resguardo a través de una ruta alternativa por el río.
Si todos esos caminos estuvieran bloqueados por un ataque a gran escala, se activaría la extracción aérea con helicópteros de los cuerpos especializados que integran las FDR. Fue precisamente esta característica de amplios espacios circundantes una de las razones de peso para escoger Costa Salguero por sobre otras alternativas que se barajaron en su momento, como el Centro de Exposiciones y Convenciones, junto a la Facultad de Derecho de la UBA o el predio ferial de la Sociedad Rural, en pleno Pacífico, una pesadilla para la delicada logística de los líderes mundiales. Por supuesto, también la lejanía del centro metropolitano y el hecho de que una frontera la constituyera el Río de la Plata también pesaron en la ponderación final del llamado Consejo de Seguridad del G20.
Formación. Las Fuerzas de Despliegue Rápido del Ejército suelen brindar capacitación a las unidades especiales federales además de cooperar en ejercicios conjuntos. También se entrenan con sus equivalentes de otros países de la región y reciben instrucciones de especialistas de España, entre otros lugares del mundo.
Sumando el total de divisiones que las componen, alcanzan los 500 efectivos, entrenados en operaciones de rescate de VIPs –objetivos de alto valor estratégico o Very Important Person, por su sigla en inglés– y combate en localidades, en alusión a tácticas de asalto urbanas. A su vez, sus miembros se especializan, a través de cursos específicos, en los múltiples roles que pueden asumir en el despliegue de una misión, como el de tiradores especiales.
Una unidad con solo ocho años de vida
Las Fuerzas de Despliegue Rápido son un cuerpo relativamente nuevo dentro de las fuerzas armadas argentinas, con apenas ocho años de vida. Nacieron para ser utilizadas en caso de crisis. Y atravesaron una serie de ensayos desde su concepción en los 90 hasta alcanzar su forma actual, como unidad de batalla dentro de las divisiones del Ejército, en 2010. En la
jerga militar se las suele denominar “polivalentes”, porque la integran miembros de diversos cuerpos, y de “empleo variable”, ya que están entrenadas para intervenir en cualquier punto del país donde se las requiera y no bajo condiciones geográficas específicas como los destacamentos regionales. Por caso, las Fuerzas de Operaciones Especiales –que comprenden a los “Boinas Verdes”– pueden operar con otros elementos “ligeros” como el Regimiento de Asalto Aéreo o los paracaidistas de la Brigada Aerotransportada, o incluso plegarse a una división de mayor peso y potencia de fuego como la Brigada Mecanizada si la situación lo exigiera, lo que no sería el caso en el G20.
