Los depósitos fiscales a los que apuntó el desplazado director de la Aduana, Juan José Gómez Centurión, tienen nexos con el tráfico de efedrina. Alguno de los vínculos se remontan al año 2001, cuando los destinos de dos empresarios dedicados actualmente al negocio aduanero, que ahora están en la mira por contrabando, se cruzaron con hombres clave del escándalo de la efedrina. La importación de la sustancia fue prohibida a fines de 2008, luego de las ejecuciones de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina. Durante los años subsiguientes hubo sospechas de que la sustancia seguía ingresando ilegalmente. Gómez Centurión aseguró que estaba convencido de haber encontrado pistas sobre eso en su arremetida contra los depósitos fiscales, donde se almacenan los contenedores que ingresan al puerto.
Luis “Gallego” Alvarez y Horacio “Cholo” Palmieri son dueños de depósitos fiscales desde fines del último gobierno kirchnerista. Pero se conocen hace décadas.
El Cholo. Palmieri está imputado en la causa por supuesto contrabando que sigue adelante el juez Marcelo Aguinsky y que se originó por la denuncia de Gómez Centurión. Es un ex jugador y dirigente de Boca Juniors que supo tener llegada directa a Enrique “Coti” Nosiglia, el operador de la UCR. Juntos fundaron la agrupación “Por un Boca Mejor”. En la causa por contrabando, Palmieri nombró como defensor a Santiago Blanco Bermúdez, amigo y abogado del ex jefe de la Secretaría de Inteligencia, Jaime Stiuso. El “Cholo” es uno de los titulares del depósito fiscal Terminal Carga Tigre SA (TCT), que lo dejó en el ojo de la Justicia por su supuesta participación en la red de contrabando de importaciones de China. En ese depósito fiscal, el “Gallego” Alvarez también tuvo un vínculo directo en 2014.
El Gallego. Alvarez también empresas de seguridad y con el “Cholo” –y los miembros de su holding familiar– figura en varios depósitos fiscales. Además de TCT, tienen participación en otros cuatro más. Censer SA es uno de ellos, instalados en el Mercado Central, donde Ibar Esteban Pérez Corradi dijo que se almacenaba efedrina.
El “Gallego” y el “Cholo” compartían el liderazgo de un grupo de La Boca que los conecta con el caso de la efedrina. Alvarez manejó en 2001 la Droguería Austral, una empresa que apuntaba a ser proveedora del Estado durante el gobierno radical. Así consta en el expediente oficial de la firma, al que accedió PERFIL. Uno de sus empleados era Mario Martín López Magallanes, alias el “Gordo”, actualmente detenido y procesado por el crimen de los colombianos de Unicenter. El mismo declaró que fue visitador médico de la droguería. Dos años después, se asoció a Sebastián Forza en la droguería SeaCamp. Fue amigo confeso de Marcelo Tarzia, el lugarteniente de la quinta de Maschwitz donde funcionó el laboratorio de metanfetaminas de los mexicanos, y la Justicia cree que era uno de los proveedores de efedrina.
El otro empleado de Droguería Austral es Ricardo “Ricky” Martínez, condenado a cuatro años por su participación en el tráfico de efedrina. Fue uno de los proveedores de los mexicanos de la quinta y de Forza. Gómez Centurión comenzó a anoticiarse de esos vínculos el jueves 19. Al día siguiente fue denunciado y removido.
Tanto Ricky como López Magallanes pertenecen a Boca Juniors y formaban parte del grupo del “Cholo” Palmieri. En el entorno del xeneixe aseguran que es el blanco de una “investigación direccionada” en contra de su empresa TCT porque es “el único depósito fiscal denunciado”.
(*) Esta investigación es un adelanto de la segunda parte de La Ejecución, de Emilia Delfino y Rodrigo Alegre.